La responsabilidad profesional se refiere a la obligación de un abogado de desempeñar sus funciones de manera adecuada. Esto no solo incluye un enfoque profesional y legal de los deberes de un abogado, sino también del aspecto moral de la profesión, que no siempre está especificado por la ley. La responsabilidad profesional también está relacionada en gran medida con la «ética legal», una pauta de conducta adecuada que un abogado está obligado a realizar tanto con sus clientes como con el tribunal.
Un tema popular con respecto a la responsabilidad profesional es el «conflicto de intereses». Esta situación suele ocurrir cuando un abogado está estrechamente relacionado o en íntima afinidad con una persona sometida a sentencias judiciales. Esto crea un sesgo predeterminado a favor o en contra del cliente potencial, que puede influir en las decisiones, acciones y juicio de un abogado. Se recomienda a los abogados, si no es necesario, rechazar a la persona como cliente. Lo máximo que puede hacer un abogado en esta situación es remitir a la persona a otro profesional legal o dar consejos legales generales fuera del tribunal.
El “retiro de la representación” es otro tema en el ámbito de la responsabilidad profesional. Dadas ciertas circunstancias, un abogado debe dejar de representar a un cliente, ya sea de forma voluntaria o por necesidad. Muchos abogados realizan un retiro voluntario si descubren que su cliente es el culpable, como en fraudulencias, agresiones sexuales o incluso asesinato. La falta de pago por parte del cliente de las tarifas acordadas también puede resultar en un retiro. Si el abogado no está física, emocional y mentalmente capaz de asumir su responsabilidad, el tribunal también ordena el retiro.
En cuanto a los deberes de la corte, un abogado también debe dar a conocer a la corte los casos de perjurio o mentir bajo juramento. También se debe denunciar la mala conducta de otros abogados, jueces u otros profesionales del derecho. Como profesional, un abogado tampoco puede buscar clientes directamente, ya que esto de alguna manera elimina la libertad de decisión de este último.
Para establecer aún más los estándares, la American Bar Association (ABA) creó el «Código de responsabilidad profesional» en 1983, también conocido como las «Reglas modelo de conducta profesional». Aparte de cuestiones de conflicto de intereses y retiro de representación, el «Código» también establece pautas en cuestiones de honestidad con el tribunal y los clientes, comportamiento hacia los co-consejeros y confidencialidad de la información. Si un abogado no cumple con los estándares y no actúa de acuerdo con las reglas éticas, entonces puede ser acusado de negligencia legal. Un criterio general para la negligencia legal es que las acciones de un abogado, o la falta de ellas, causen daño a su cliente y su caso.