En derecho, ¿qué es la diligencia razonable?

Cuando un abogado brinda un nivel adecuado de atención y cuidado a un caso en particular y cumple con todas las obligaciones necesarias para con un cliente, se lo describe como practicante de diligencia razonable, también conocida como diligencia debida. Este término aparentemente subjetivo refleja las expectativas en una relación abogado-cliente y obliga a los abogados a ciertos protocolos. Históricamente, ha habido disputas sobre cuáles son los estándares para evaluar la diligencia razonable y dónde reside la carga de la prueba cuando el concepto surge en una sala de tribunal.

Se espera que un abogado cumpla con las obligaciones contractuales con su cliente, independientemente de sus creencias personales con respecto al asunto o caso e independientemente de los inconvenientes personales menores que pueda causarle. En otras palabras, no puede abandonar o ignorar el caso o los asuntos legales involucrados en él. Si un cliente acusa a un abogado de no practicar la diligencia razonable y el tribunal confirma tal acusación, la consecuencia más probable será la inhabilitación. Por lo tanto, es de vital importancia que mantenga el control sobre su carga de trabajo, ya sea con respecto a un cliente o varios clientes, para evitar que se produzca tal acusación.

La diligencia razonable no es absoluta, como sugiere la palabra razonable. Un abogado no está obligado a tener en cuenta todos los caprichos de su cliente, especialmente si dicho cliente solicita que recurra a métodos poco razonables y poco éticos. Debe practicar la discreción para evitar tácticas ofensivas, poco profesionales o no respetables dentro y fuera de la sala del tribunal. Si bien se espera que el abogado sirva a su cliente de manera completa y celosa, además, no siempre está obligado a reservar su trabajo a un solo cliente, siempre que se pueda mantener una carga de trabajo controlada.

El concepto de diligencia razonable suele reservarse para las relaciones abogado-cliente, pero no siempre es así. También se puede aplicar a asuntos que involucren a todo un gobierno. En países cuyos ciudadanos tienen garantizado el derecho a un juicio rápido, como en la sexta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, un gobierno está obligado a actuar con prisa y abstenerse de procrastinar.

Debido a la tendencia subjetiva del concepto, es difícil evaluar los estándares de diligencia razonable. Un intento de demostrar que un abogado, o todo un gobierno para el caso, no se esforzó lo suficiente para resolver un asunto en particular no es una tarea clara. Sin embargo, la carga de la prueba no siempre recae en el cliente. En ocasiones, las partes acusadas de no practicar una diligencia razonable deben presentar su caso en lugar de que el cliente intente probar que el abogado no cumplió con sus obligaciones.