En términos anatómicos, un aferente es un vaso u otro conducto que lleva sustancias hacia un área central, que a menudo es un órgano importante como el cerebro o el corazón. Es lo opuesto a un vaso eferente, que transporta sustancias lejos de estas ubicaciones centrales. Quizás los ejemplos más conocidos de estos vasos son las venas del sistema circulatorio, que llevan la sangre desoxigenada hacia el corazón. Los vasos linfáticos que llevan líquido linfático a los ganglios linfáticos también se conocen como aferentes. Otro ejemplo de este tipo de vasos son las neuronas aferentes, que transmiten información sensorial al sistema nervioso central.
Las venas son vasos sanguíneos aferentes que transportan sangre que es rica en dióxido de carbono y baja en oxígeno hacia los pulmones y el corazón. Son similares en estructura a los vasos sanguíneos eferentes conocidos como arterias, con una capa externa compuesta de tejido protector, una capa intermedia hecha de tejido muscular y una capa interna hecha de células epiteliales que proporcionan una superficie lisa, casi sin fricción para que los líquidos fluir a través. Las válvulas unidireccionales dentro de las venas aseguran que la sangre que está potencialmente llena de productos de desecho no fluya hacia atrás a través del cuerpo. La sangre desoxigenada en las venas es en realidad de color rojo oscuro, pero las venas cercanas a la superficie de la piel a menudo aparecen de color azul porque la piel provoca cierta refracción de la luz.
Líquido linfático es el término utilizado para describir el líquido intersticial, o líquido que existe entre las células, después de que ingresa a los vasos del sistema linfático. Este fluido recoge desechos, células muertas, toxinas y patógenos a medida que viaja a través del cuerpo. Estos productos de desecho y sustancias nocivas a menudo se filtran dentro de pequeños órganos llamados ganglios linfáticos. Los vasos linfáticos que llevan líquido linfático a los ganglios linfáticos para ser filtrados se denominan vasos linfáticos aferentes, mientras que los vasos que transportan líquido linfático fuera de los ganglios linfáticos para que pueda volver a entrar en el sistema circulatorio se conocen como vasos linfáticos eferentes.
Los impulsos sensoriales son transportados hacia el sistema nervioso central por células especializadas llamadas neuronas aferentes. Estas neuronas transmiten estímulos sensoriales externos al cerebro a través de vías nerviosas. El cerebro interpreta los estímulos y reacciona a ellos. Las neuronas aferentes transmiten sensaciones como el calor, el frío, el dolor y la presión, al igual que varios tipos de aportes de las papilas gustativas, los ojos, los oídos y la nariz. Los trastornos de las neuronas aferentes pueden hacer que el cerebro malinterprete los estímulos externos, causando afecciones como hiperalgesia o sensibilidad aguda al dolor, y el síndrome de la extremidad fantasma, que causa dolor en las extremidades que han sido amputadas o eliminadas del cuerpo. Las neuronas eferentes son células nerviosas que transmiten señales desde el cerebro al sistema nervioso periférico.