El propósito del manejo del hábitat es lograr la mejor combinación posible entre la habitación humana y la naturaleza. Las operaciones de conservación de la vida silvestre actúan para preservar el equilibrio al proteger a las plantas y animales en peligro de la interferencia humana. Por el contrario, muchos programas de manejo forestal utilizan la intervención humana como una forma de acelerar los procesos de crecimiento que tomarían décadas o incluso siglos en ocurrir naturalmente. Ocasionalmente, es la humanidad la que se ve amenazada por la actividad animal o vegetal, y en esos casos, son las organizaciones de gestión de la vida silvestre las que restauran el equilibrio.
Con frecuencia, los métodos de gestión del hábitat se utilizan para proteger los territorios de especies en peligro de extinción. Por ejemplo, debido a su propensión a los incendios forestales, los arbustos de Fynbos de Sudáfrica albergan una variedad de especies que se han adaptado específicamente a estas duras condiciones. Varias de estas especies no existen en ningún otro lugar de la tierra. Para garantizar la supervivencia de estas plantas y animales, se está teniendo mucho cuidado para evitar la interacción humana con esta área.
En iniciativas más dirigidas de preservación de la vida silvestre, puede ser necesaria una acción humana práctica para salvar a un animal. En estos casos, los miembros de las especies en peligro de extinción pueden ser capturados y colocados en entornos artificiales para fines de protección y reproducción. El resultado previsto de este tipo de programa suele ser el restablecimiento de grupos de reproducción viables. En muchos casos, el objetivo final es la reintroducción de una especie en su hábitat natural.
El manejo del hábitat de una gran área de crecimiento arbóreo a menudo se llama manejo forestal. Aunque el punto focal de este tipo de conservación es claramente los árboles, los esfuerzos se amplían regularmente para incluir los hábitats de plantas y animales que proporcionan estas áreas. En América del Norte, el manejo forestal estudia principalmente rodales de madera dura, pero los principios pueden extenderse para abarcar también las selvas tropicales y las selvas.
El objetivo ecológico estándar para el manejo del hábitat forestal es un patrón de crecimiento llamado bosque alto. Todas las etapas del crecimiento de los árboles, desde los retoños hasta las muertes, están representadas en este ecosistema. Además, la vida animal y vegetal es abundante y variada. Si no se altera, los biomas de bosque alto ocurrirían naturalmente. Mediante prácticas cuidadosas de manejo forestal, como la tala selectiva, este tipo de bioma puede ser preservado y mejorado.
En raras ocasiones, el objetivo del manejo del hábitat es evitar que los animales pongan en peligro las poblaciones y propiedades humanas. En algunas áreas, por ejemplo, una combinación de cría incontrolada, caza limitada y acceso a fuentes de alimento humano ha llevado a una sobrepoblación de venado cola blanca. Como resultado, los informes de daños a la propiedad y lesiones debido a accidentes de ciervos contra vehículos han aumentado dramáticamente. La incidencia de daños significativos en los cultivos por la alimentación de los ciervos también ha aumentado. Las respuestas de las oficinas locales de manejo de vida silvestre incluyen programas de reubicación de animales y temporadas de caza más largas.