Se cree que hay varios factores que vinculan la carne y el cáncer. Van desde las cualidades protectoras y de lucha contra el cáncer que carece de carne en comparación con otros alimentos hasta las características y los productos químicos que pueden contribuir al desarrollo del cáncer. La forma en que se prepara la carne también puede aumentar sus propiedades cancerígenas. También hay algunas carnes que tienen más probabilidades de contribuir al desarrollo del cáncer que otras, aunque en general es mejor limitar todo el consumo de carne.
Uno de los principales factores del vínculo entre la carne y el cáncer es que no posee varias cualidades que pueden ayudar al cuerpo a combatir el cáncer. Tiene un bajo contenido de fibra, lo que significa que puede hacer que el sistema digestivo sea lento e ineficaz. La carne también carece de los antioxidantes que pueden combatir el crecimiento de las células cancerosas.
También hay varias propiedades químicas en la carne que pueden hacerla cancerígena. Algunos tipos de carne tienen compuestos que causan cáncer. El alto contenido de proteínas en la carne puede ser problemático, ya que se descompone en amoníaco, que puede ser cancerígeno. Muchos cortes también tienen un alto contenido de grasas saturadas, lo que puede conducir a un mayor desarrollo de las hormonas que permiten que crezcan las células cancerosas.
La forma en que se cocina o se prepara de otra manera puede cambiar las propiedades químicas de la carne y aumentar el vínculo entre la carne y el crecimiento de células cancerosas. Las técnicas de conservación como fumar o conservar con sal agregan un compuesto a menudo cancerígeno llamado N-nitroso. La carne también puede desarrollar otros compuestos riesgosos, incluidos los hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas heterocíclicas si se cocina durante demasiado tiempo o a temperaturas extremadamente altas. Evitar cocinar la carne hasta que esté bien hecha y usar técnicas de bajo calor como la caza furtiva y la ebullición pueden reducir el riesgo de que se desarrollen estos químicos.
El tipo de animal comido también puede afectar la conexión entre la carne y el cáncer. Las carnes rojas como el cerdo, la carne de res y el cordero tienen más probabilidades de ser cancerígenas. Los productos químicos en cualquier tipo de carne procesada también aumentan su riesgo. Las mejores opciones incluyen pollo y pavo. El pescado y los frijoles son otras formas más saludables de obtener suficiente proteína.
Se cree más comúnmente que la carne tiene una fuerte conexión con el desarrollo del cáncer de mama, colon y próstata. También se ha descubierto que los cánceres de riñón y de páncreas probablemente están relacionados con el consumo de carne. Si bien otros tipos de cáncer no están tan comúnmente relacionados con la carne, son una posibilidad.