La sostenibilidad fiscal es una cualidad importante para cualquier patrón de gasto público. Este término se refiere al impacto que la política tiene en el gobierno a largo plazo. Si una política es sostenible, no obstaculizará la capacidad de formulación de políticas del gobierno en el futuro. Diferentes analistas y comentaristas tienen diferentes definiciones de lo que hace que una política sea fiscalmente sostenible porque la sostenibilidad depende de la permisibilidad de ciertas acciones futuras del gobierno, como aumentar los impuestos y participar en el gasto deficitario. La sostenibilidad es una consideración crítica para los formuladores de políticas porque ignorarla puede conducir al colapso económico y político cuando el gobierno enfrenta una deuda que no puede pagar.
Una explicación común de la sostenibilidad fiscal es que se cumple si el nivel de deuda en relación con el ingreso se mantiene igual o disminuye a largo plazo. Algunas personas critican las políticas que crean un déficit presupuestario por ser insostenibles. Sin embargo, estas políticas no son insostenibles si solo crean deuda a corto plazo. Un gobierno puede gastar de más en un año, por ejemplo, y compensar el déficit con un superávit presupuestario en el año siguiente.
Los gobiernos tienen margen de maniobra en su deuda temporal porque tienen un horizonte largo. Ellos, como algunos otros inversores institucionales, tienen un horizonte infinito, lo que significa que esperan existir a perpetuidad y manejar las finanzas en consecuencia. En contraste, los inversores individuales tienen horizontes que generalmente se limitan a sus propias vidas. Los horizontes más largos brindan a los inversores más flexibilidad con el momento de sus inversiones.
Si bien no es razonable definir cada política que crea un déficit como fiscalmente insostenible, tampoco es razonable sugerir que cada política sea coherente con el objetivo de la sostenibilidad fiscal porque el gobierno siempre puede gravar más a las personas o recortar el gasto más adelante para compensar el déficit . Si bien esto es teóricamente cierto, la sostenibilidad fiscal es un concepto basado en el comportamiento real más que en la teoría. Grandes aumentos de impuestos y recortes presupuestarios son políticamente inviables. Los gastadores conservadores protestan por el aumento de los impuestos, mientras que los receptores de fondos presupuestarios presionan contra los recortes a sus programas. Una política no puede ser sostenible si crea un déficit demasiado grande para ser superado mediante acciones políticamente aceptables.
La definición básica de sostenibilidad fiscal es, por lo tanto, vaga. Depende de las opiniones políticas de la persona que realiza el análisis. Un comentarista con inclinaciones liberales, por ejemplo, podría sentirse más cómodo con la idea de los altos impuestos que un conservador, por lo que podría definir una gama más amplia de políticas como fiscalmente sostenible.
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