La caramelización es un proceso químico que tiene lugar cuando el azúcar se calienta a una temperatura alta. En este proceso, el azúcar se descompone en una compleja serie de reacciones químicas. Esto hace que el azúcar tome gradualmente un color marrón y hace que su sabor sea mucho más complejo. Este proceso se usa a menudo en la cocina para evocar sabores más ricos y complicados de los alimentos. También es fundamental en la fabricación de dulces y es responsable del sabor, la textura y la apariencia del caramelo.
El calor tiene una variedad de efectos diferentes en los alimentos. Si se usa correctamente en el proceso de cocción, el calor hace más que descomponer elementos indigestos y matar microbios hostiles. La adición de calor a los alimentos desencadena muchas reacciones químicas complejas. Estas reacciones, que incluyen tanto la caramelización como la reacción de Maillard, producen muchos compuestos orgánicos nuevos al descomponer y modificar la estructura molecular de los alimentos. La mayoría de las personas encuentran que estos compuestos tienen sabores muy agradables.
El azúcar es el objetivo específico de la caramelización. La mayoría de los alimentos contienen una cantidad de un azúcar u otro. La fructosa, sacarosa, glucosa y maltosa son comunes en muchos alimentos diferentes al igual que otros azúcares. A medida que estos azúcares se calientan, su estructura química comienza a descomponerse. La temperatura específica a la que ocurre este proceso varía de azúcar a azúcar, pero la mayoría comienza a caramelizarse a 310 grados Fahrenheit (154 grados Celsius), aunque la fructosa tiene un punto de caramelización mucho más bajo y comenzará a descomponerse a 230 grados Fahrenheit (110 grados Celsius).
La baja temperatura a la que la fructosa comienza a descomponerse significa que es el azúcar más fácil de caramelizar, pero también se debe tener cuidado al trabajar con alimentos que son ricos en varios tipos diferentes de azúcar. El sabor de las cebollas se beneficia de la caramelización. Sin embargo, el azúcar en las cebollas viene en varios tipos, incluida la fructosa. Para caramelizar con éxito las cebollas, un cocinero debe aplicar suficiente calor para comenzar a descomponer la fructosa, pero no tanto como para descomponer los otros azúcares, ya que la fructosa se sobrecalentaría y comenzaría a arder.
El manejo cuidadoso de la temperatura es importante en otra aplicación común de caramelización. Los dulces a base de azúcar dependen del manejo muy diligente de la temperatura del jarabe de azúcar. Los caramelos, a diferencia de otros dulces, se hacen hirviendo toda el agua en jarabe de azúcar. Esto deja azúcar que apenas está en el punto de caramelización. Un poco de calentamiento adicional, hasta aproximadamente 350 grados Fahrenheit (176.7 grados Celsius), permite que la reacción continúe.
Un fabricante de dulces cuidadoso puede mantener la temperatura relativamente constante hasta que la reacción haya seguido su curso y haya producido un rico y dulce sabor a nuez. Demasiado calor en este punto simplemente quemará el azúcar. Esto produce humo y arruina un lote de dulces.