¿Qué tan común es el desgarro durante el parto?

El desgarro durante el parto es bastante común y puede ocurrir en hasta un tercio de todos los partos vaginales, pero es más común en ciertas situaciones que en otras. La posición en la que nació el bebé, la cantidad de hijos que la madre ya ha tenido y el tamaño del bebé pueden afectar la probabilidad de desgarro. Una episiotomía, que a veces se usa para prevenir laceraciones, puede hacerlas más probables cuando se usa de manera inapropiada. Aunque muchas mujeres afirman que se pueden tomar medidas para prevenir el desgarro durante el parto, la eficacia de estos tratamientos no está bien documentada. Las mujeres individuales pueden tener un potencial muy alto o muy bajo de lesionarse durante el parto, pero en casi todos los partos, el desgarro es una posibilidad algo probable.

Hay muchas estimaciones diferentes sobre la frecuencia con la que se produce el desgarro durante el parto, pero es seguro decir que al menos un tercio de las mujeres experimentan algún grado de esto durante el parto. Las laceraciones graves en las que se requieren muchos puntos de sutura son mucho más raras que los desgarros menores, algunos de los cuales no requieren ningún tratamiento médico. Las laceraciones de tercer y cuarto grado son extremadamente raras, pero requieren un tratamiento quirúrgico serio para que la recuperación sea efectiva. La cantidad de mujeres que experimentan lesiones leves en el perineo durante el parto puede ser mayor de lo que se informa porque estos desgarros no requieren un tratamiento especial.

Un factor que hace que los desgarros durante el parto sean más probables es dar a luz a un bebé grande o dar a luz a un bebé que tiene la cabeza en una posición incómoda. Se puede hacer poco para prevenir los desgarros debido a estas causas, pero relajarse durante el trabajo de parto puede hacer que sean menos probables. El uso de fórceps u otras intervenciones también puede aumentar la probabilidad de lesiones, algunas de ellas graves. Cuando la intervención es necesaria, el desgarro también puede ser necesario para la seguridad del bebé, pero la mejor manera de salir con lesiones mínimas es participar activamente en el proceso de parto y establecer límites sobre qué tipos de intervención son permisibles y cuándo. Confiar en el médico es importante, pero tener fe en un proceso de parto natural y trabajar con el propio cuerpo de una mujer puede prevenir desgarros y otras lesiones.

Muchas personas creen que las lágrimas son menos comunes en las comunidades que practican ciertas posiciones de parto o que aplican aceite en el perineo para promover la flexibilidad. Hay algunas estadísticas que dicen que este tipo de lesión es más común al dar a luz boca arriba. Aunque el desgarro es muy común durante el parto, no todas las mujeres tienen la misma probabilidad estadística de sufrir laceraciones. Tomar medidas para reducir las posibilidades de desgarro puede hacer que muchas mujeres se sientan más cómodas con el proceso de parto en general, que a su vez también se sabe que reduce las posibilidades de lesiones.