La presión de ventilación es uno de los ajustes de un ventilador, un dispositivo médico que se utiliza para ayudar a alguien a respirar cuando no puede hacerlo de forma independiente, o para controlar la respiración de un paciente durante la anestesia. El control de la presión de ventilación es fundamental, ya que una presión demasiado baja hará que el ventilador sea ineficaz y las presiones demasiado altas pueden provocar un trauma en los pulmones. Muchos médicos siguen los estándares establecidos cuando se trata de determinar la presión de ventilación más adecuada, ajustando la presión según sea necesario para satisfacer las necesidades del paciente.
La mayoría de los ventiladores utilizan ventilación con presión positiva, en la que la presión en las vías respiratorias aumenta con el uso del ventilador para forzar la entrada de aire a los pulmones. En la ventilación con presión negativa, se crea un área de presión reducida alrededor del tórax para llevar aire a los pulmones. La ventilación con presión negativa requiere que el tórax del paciente esté en una cámara para que se pueda crear la presión negativa, lo cual es extremadamente engorroso. Por esta razón, generalmente se prefiere la ventilación con presión positiva.
Cuando un paciente está conectado a un ventilador, un médico establece lo que se conoce como volumen corriente, determinando cuánto aire se inhalará y exhalará con la ayuda del ventilador. Cuanto mayor sea el volumen corriente, mayor debe ser la presión de ventilación para forzar la entrada de todo el aire a los pulmones. El médico debe encontrar un equilibrio entre una presión demasiado alta y potencialmente peligrosa, y una presión demasiado baja, que podría privar al paciente de aire.
La presión de ventilación está claramente escrita en el historial del paciente, y el gráfico incluye cualquier nota sobre el rendimiento del paciente en el ventilador y los cambios realizados en la configuración del ventilador para satisfacer las necesidades del paciente. La presión de ventilación también puede ser parte de la prescripción de una máquina de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) que se usa para tratar a un paciente con apnea del sueño. El paciente ajusta la configuración en el dispositivo para cumplir con la prescripción del médico, y la prescripción del médico se basa en las necesidades y el desempeño del paciente en un laboratorio del sueño.
Estar conectado a un ventilador puede ser peligroso para un paciente, incluso cuando la presión de ventilación es adecuada. Los ventiladores están asociados con una serie de complicaciones que llevan a los médicos a evitar su uso siempre que sea posible y a mantener breves las sesiones con un ventilador. Los pacientes también deben estar sedados mientras estén conectados a un ventilador, porque de lo contrario lucharán instintivamente contra el tubo utilizado para mantener las vías respiratorias abiertas para que el ventilador pueda funcionar.