¿Qué es la fiebre de aguas negras?

La fiebre de aguas negras es una forma de paludismo que implica complicaciones graves relacionadas con la sangre. Se produce cuando un parásito protozoario llamado Plasmodium falciparum (P. falciparum) interactúa con los glóbulos rojos del cuerpo. Por lo tanto, la fiebre de aguas negras se conoce ocasionalmente como paludismo falciparum, que se considera la versión más mortal de esta enfermedad infecciosa.

P. falciparum es transmitido por la hembra del mosquito Anopheles, que es conocido por ser el agente de la malaria. El parásito ingresa al hígado y causa hemólisis, un proceso en el que los glóbulos rojos irrumpen en el torrente sanguíneo. Esto libera una proteína de transporte de oxígeno que contiene hierro llamada hemoglobina en cantidades excesivas a la orina, una condición conocida como hemoglobinuria, que destruye el glomérulo, una parte del riñón responsable de filtrar la sangre para formar la orina. Tal deterioro generalmente conduce a insuficiencia renal.

Descontando la fiebre alta que la acompaña, el síntoma más común e identificable de la fiebre de aguas negras es la anuria, una condición que indica la falta de evacuación de la orina o una evacuación de menos de 50 mm de orina al día. Otros síntomas incluyen escalofríos y convulsiones, dolor de cabeza, evacuación de heces con sangre, coma, náuseas y vómitos, sudoración y dolor abdominal. La fiebre de aguas negras, como otras formas de malaria, requiere atención médica inmediata y hospitalización, ya que puede ser fatal a las pocas horas de la primera aparición de sus síntomas.

La forma más común de tratamiento de aguas negras generalmente implica quimioterapia contra la malaria y un suministro de líquidos por vía intravenosa. En los casos más extremos, se coloca al paciente en cuidados intensivos y diálisis. Algunos de los síntomas de la fiebre de aguas negras pueden suprimirse. Por ejemplo, los pacientes pueden colocar bolsas de hielo en la frente, tomar baños fríos o beber té de hierbas para reducir la fiebre. Además, se recomienda una mayor ingesta de líquidos como agua y jugos para contrarrestar la pérdida de proteínas como resultado de la fiebre de aguas negras.

Debido a su clasificación como paludismo falciparum, la fiebre de Blackwater es un problema importante para las personas que viven en las áreas tropicales o subtropicales del mundo, donde el mosquito Anopheles prospera de manera óptima. Es particularmente grave en África subsahariana, donde hasta el 75 por ciento de los casos de malaria se deben a P. falciparum. Además, la Organización Mundial de la Salud informó que la malaria inducida por P. falciparum era responsable de aproximadamente el 91 por ciento de los 247 millones de infecciones por paludismo en 2006, con el 98 por ciento de ellas en África. Sin embargo, la aparición de la fiebre negra en sí ha disminuido drásticamente desde 1950.