La antraquinona es un compuesto orgánico aromático que se encuentra naturalmente en ciertas plantas, hongos e insectos. Dado que contribuye al pigmento colorante de tales organismos, el compuesto se usa comercialmente para fabricar tintes. En forma de polvo, la antraquinona exhibe un color que varía de gris a amarillo y verde. Sin embargo, produce una variedad de tintes de diferentes colores, que incluyen alizarina (rojo), azul aceite A y azul aceite 35, verde quinizarina SS y violeta solvente 13.
Este compuesto también se puede producir mecánicamente oxidando el antraceno con ácido crómico o reduciendo el benceno y el anhídrido ftálico. El último método requiere hidratación antes de que la mezcla pueda considerarse antraquinona.
La antraquinona se conoce por muchos otros nombres, como antraquinona, dioxoantraceno y varios nombres comerciales diferentes, incluidos Hoelite y Corbit. Es un derivado del antraceno, un subproducto del alquitrán de hulla caracterizado por una estructura química que consiste en un hidrocarburo aromático policíclico y tres anillos fusionados de benceno.
Existen otras aplicaciones comerciales de la antraquinona además de la producción de tintes. Por ejemplo, se utiliza como catalizador en la producción de pulpa de madera y papel. Un derivado llamado 2-etilantraquinona se usa para fabricar peróxido de hidrógeno. La antraquinona tiene una larga historia de uso como repelente de aves y se usa para disuadir la presencia de gansos en particular. Esta acción puede deberse a las propiedades laxantes que posee el compuesto cuando se introduce como alpiste o hierba tratada. De hecho, su presencia es lo que confiere cualidades laxantes a varias hierbas conocidas que se utilizan para tratar el estreñimiento, como las vainas de sen, el aloe, el ruibarbo, el espino amarillo y la cáscara sagrada.
Hay una serie de preocupaciones ambientales y de salud asociadas con la antraquinona. Por un lado, su uso como laxante se ha relacionado con una condición benigna pero indeseable conocida como melanosis coli, que se caracteriza por una decoloración de la pared del colon.
Los estudios de dos años realizados por el Programa Nacional de Toxicología (NTP) utilizando modelos animales indican que la antraquinona es un carcinógeno hepático cuando se ingiere. Estas pruebas también arrojaron evidencia de que este compuesto puede causar la aparición de lesiones o tumores no cancerosos en varios órganos. Además, la investigación realizada por NTP sugiere que puede ser un disruptor endocrino. Como resultado de los hallazgos de NTP, la Agencia de Protección Ambiental de California incluyó la antraquinona en su lista de carcinógenos establecidos.
La antraquinona también presenta ciertos desafíos de seguridad para la industria manufacturera. Por ejemplo, la sustancia es altamente combustible y no se puede usar cerca de una llama abierta o de un calor extremo, ya que el compuesto produce vapores tóxicos cuando se quema. También se recomienda que los trabajadores que manipulen antraquinona usen un respirador con filtro P1 para evitar la inhalación de partículas inertes, así como guantes y gafas de protección. Ambientalmente, el compuesto es tóxico para los peces y no se biodegrada fácilmente.