Un apátrida es una persona que no tiene nacionalidad ni ciudadanía. Hay varias formas en que una persona puede convertirse en apátrida, pero esta condición es más común entre los refugiados. Desde 1954, cuando las Naciones Unidas celebraron una conferencia para abordar este tema, la posición de los apátridas se ha aclarado mucho y muchas naciones intentan evitar que las personas se conviertan en apátridas.
Una de las formas clásicas de que alguien se convierta en apátrida es el colapso de un gobierno nacional. Si no se reemplaza al gobierno, los ex ciudadanos pueden convertirse en apátridas porque no tienen residencia oficial en ningún lugar. Las minorías étnicas, religiosas y culturales a las que se les niega la ciudadanía también pueden ser apátridas. En el día a día, esto puede no ser un problema, pero tan pronto como estas personas viajen, su condición de apátridas se convertirá en un problema.
Es posible convertirse en apátrida renunciando voluntariamente a la ciudadanía, pero esto es raro, porque los consulados generalmente no permiten que una persona renuncie a su ciudadanía sin presentar prueba de ciudadanía en otro lugar. Este estado de ciudadanía también puede ocurrir cuando alguien renuncia a la ciudadanía sin darse cuenta de que su ciudadanía en otra nación ha expirado o no ha sido validada. Ambos casos son cada vez más raros, gracias a los esfuerzos por reducir el número de apátridas en todo el mundo.
Los ciudadanos también pueden ser expulsados por sus gobiernos, en cuyo caso pueden convertirse en apátridas como resultado. Las personas que son expulsadas generalmente pueden solicitar el estatus de refugiado sobre la base de su expulsión, y algunas naciones ofrecen programas diseñados para ayudar a los refugiados a obtener la ciudadanía rápidamente, especialmente si son apátridas. Una persona apátrida también puede recibir documentos de viaje especiales que le permitan pasar por inmigración para llegar a un destino final, como por ejemplo en el caso de una persona apátrida atrapada en Inglaterra a la que se le ha otorgado el estatus de refugiado en los Países Bajos.
Los apátridas se enfrentan a una serie de problemas. No tienen derecho a las protecciones y beneficios que se brindan a los ciudadanos, por ejemplo, y tampoco suelen poder viajar internacionalmente. En algunos casos famosos, las personas apátridas han sido trasladadas de un lugar a otro, ya que las autoridades de inmigración les niegan repetidamente la entrada. Muchos de ellos son víctimas de violencia o persecución, y su condición de apátridas les dificulta buscar ayuda o encontrar defensores.