Los efectos secundarios de la inmunoterapia varían según el tratamiento específico. Esta terapia implica el uso de medicamentos que activan o inhiben el sistema inmunológico. Los pacientes que se someten a inmunoterapias de activación suelen experimentar escalofríos, fiebre y reacciones en el lugar de la inyección. Los efectos secundarios comunes de las inmunoterapias de supresión generalmente incluyen, pero no se limitan a, irritación de la piel, fatiga e infección.
Los tratamientos para activar el sistema inmunológico incluyen vacunas y terapias para combatir el cáncer. La terapia de vacunación implica la administración de un patógeno activo o inactivo para producir inmunidad contra un agente causante de enfermedad específico. A pesar de tener muchos beneficios, las vacunas se han asociado con muchos efectos secundarios comunes y graves.
Los efectos secundarios comunes de la vacunación incluyen dolor e hinchazón en el lugar de la inyección. Los efectos secundarios menos comunes son fatiga, dolores musculares y fiebre. Dependiendo de la dosis y el tipo de vacuna administrada, los síntomas deben durar desde unas pocas horas hasta varios días. Los efectos secundarios graves de la inmunoterapia de las vacunas pueden incluir reacciones alérgicas graves, convulsiones e incluso daño cerebral.
La inmunoterapia contra el cáncer estimula el cuerpo del paciente para que ataque las células tumorales malignas. Una de las inmunoterapias contra el cáncer más comunes implica el uso de anticuerpos monoclonales, que ayudan al sistema inmunológico a atacar las células tumorales. Los efectos secundarios asociados con este tratamiento con anticuerpos incluyen erupciones cutáneas, síntomas similares a los de la gripe y presión arterial baja. Los efectos secundarios menos comunes incluyen problemas de sangrado, niveles bajos de electrolitos y enfermedades cardíacas graves, incluida la insuficiencia cardíaca.
Las inmunoterapias de supresión se utilizan para tratar una variedad de afecciones, que incluyen alergias, trastornos autoinmunes y rechazo de trasplantes de órganos. En el caso de las alergias, los agentes desensibilizantes inmunes generalmente se inyectan en el cuerpo del paciente con la intención de reducir los ataques alérgicos. Los efectos secundarios de la inmunoterapia más comunes con los tratamientos para la alergia son enrojecimiento, hinchazón y dolor en el lugar de la inyección. Algunas personas experimentan reacciones más graves como urticaria, sibilancias y opresión en el pecho.
La inmunoterapia es necesaria para el trasplante de órganos y las formas graves de trastornos autoinmunes debido al poder destructivo del sistema inmunológico. El cuerpo puede ver el órgano trasplantado como un agente extraño que necesita ser destruido. De manera similar, los trastornos autoinmunitarios, como el lupus eritematoso sistémico (LES), involucran un sistema inmunológico hiperactivo que ataca, destruye y ataca cualquier forma de tejido, músculo u órgano. Los agentes inmunosupresores como las ciclosporinas y los corticosteroides someten a ciertos agentes responsables del rechazo de órganos y de los trastornos autoinmunitarios.
A estos agentes supresores se les ha atribuido el mérito de prolongar la vida útil de los órganos trasplantados y de reducir el daño orgánico en los trastornos autoinmunitarios, pero los fármacos suelen tener efectos secundarios graves. Un efecto secundario común de todos estos medicamentos es un mayor riesgo de infección. En pacientes cuyo sistema inmunológico ha sido suprimido, una infección puede representar un peligro significativo para la salud. Otros efectos secundarios comunes de la inmunoterapia supresora son náuseas y fatiga. Además, los efectos secundarios atribuidos al uso prolongado de fármacos inmunosupresores incluyen cáncer y disfunción orgánica.