El término «impuesto de capitación» se utiliza en dos sentidos. En la mayor parte del mundo, es un impuesto fijo que se aplica a todos los ciudadanos de una región con el fin de recaudar fondos para el gobierno. En los Estados Unidos, el término se usa específicamente para referirse a una suma de dinero que las personas debían pagar para ir a las urnas a votar. Ambos hacen referencia a «encuesta» como en «contar», una palabra derivada de «encuesta» en el sentido de «cabeza humana». El impuesto en el segundo sentido fue abolido en 1964 bajo la 24ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos.
La historia del impuesto de capitación en el primer sentido es antigua, al igual que la historia de su oposición. Estos impuestos se utilizaron en muchas naciones europeas y colonias europeas (incluida América) para recaudar dinero para pagar los programas gubernamentales. A veces, los ciudadanos contraatacaron, como en la Revuelta Campesina de 1381 en Inglaterra, que fue provocada por tal impuesto. Un intento de restablecer el impuesto de capitación en 1990 en Gran Bretaña también provocó disturbios.
Los defensores de este impuesto argumentan que garantiza que todos soporten la misma carga fiscal, mientras que los impuestos escalonados desincentivan la posibilidad de ganar más dinero. Los opositores señalan que estos impuestos imponen una carga irrazonable a las personas de bajos ingresos, porque no pueden pagar la tarifa fija tan fácilmente como lo hacen las personas adineradas. Muchas naciones utilizan un sistema de impuestos basado en los ingresos, en lugar de un impuesto de capitación, lo que refleja la idea de que las personas deben pagar de acuerdo con sus capacidades, en lugar de estar obligadas a pagar una cantidad determinada.
En el segundo sentido, el impuesto electoral fue diseñado deliberadamente para privar del derecho al voto a los votantes de bajos ingresos en los Estados Unidos, particularmente a los votantes negros. Al llegar a las urnas, los votantes se verían obligados a pagar un impuesto para recibir sus boletas y, si no podían pagar la tarifa, se les rechazaría. Mucha gente se enojó con esto, argumentando que violaba el principio básico de igualdad que se suponía era la piedra angular de la vida estadounidense.
En 1964, el Congreso estuvo de acuerdo y se aprobó la Enmienda 24 para abolir el impuesto de capitación, lo que permitió que muchas personas votaran por primera vez. Sin embargo, se utilizaron otras medidas para intimidar o presionar a los votantes minoritarios en los Estados Unidos.