Un conciliador es un pacificador. La llaman para aliviar la tensión y ayudar a las partes a resolver pacíficamente su disputa para satisfacción mutua. Como tercera parte neutral, evalúa de manera justa los problemas en cuestión, escucha posibles soluciones y finalmente negocia un acuerdo que agrada a ambos participantes. Estas negociaciones generalmente tienen lugar en un entorno legal, pero pueden llevarse a cabo en cualquier lugar que brinde privacidad a cada parte mientras el conciliador realiza las entrevistas.
Hay una diferencia entre conciliadores, árbitros y mediadores. Si bien los tres buscan soluciones discretas y tranquilas a los desacuerdos a menudo volátiles, existen diferencias en sus roles. En los procedimientos legales, un árbitro puede obtener pruebas y testigos y proporcionar información sobre decisiones y laudos; un conciliador no puede. En la mediación, ambas partes están presentes durante las negociaciones mientras se discuten y sopesan los beneficios mutuos. La conciliación normalmente implica buscar concesiones individuales, y cada parte es consultada en privado.
Cuando el conciliador conversa con cada parte individualmente, su primera prioridad es crear una sensación de paz y tranquilidad. Un ambiente tranquilo es propicio para comunicarse con la cabeza despejada. No puede tener éxito si no elimina la tensión entre las dos partes antes de proceder con las negociaciones.
Una vez que se establece la calma, el conciliador solicita a cada parte que haga una lista de los resultados que esperan de la negociación. Dado que las partes reciben asesoramiento por separado, cada una puede ser sincera en sus respuestas. Una vez que la lista está completa, el conciliador solicita que cada lista se organice de la mayoría a los resultados menos deseables.
Luego le pide a cada parte que comience a eliminar qué objetivos son menos importantes para ellos, comenzando al final de la lista. Ella va y viene para mantener las listas uniformes, todo sin que ninguna de las partes sepa el resultado deseado de la otra. Rara vez coinciden las listas, y si algunos objetivos son los mismos, comúnmente no se les da la misma prioridad.
A medida que las soluciones se vuelven más claras, cada persona involucrada en la negociación siente una sensación de logro al hacer que sus objetivos reciban una consideración justa. El conciliador normalmente logra el éxito ya que cada participante se siente valorado y escuchado. Este sentimiento de confianza hace que alcanzar objetivos mutuamente deseables sea más fácil, ya que cada parte se vuelve más susceptible de aceptar las elecciones de la otra.
Un conciliador exitoso debe ser un negociador maestro, pero también se requiere mucha creatividad para el puesto. Debe leer mucho entre líneas mientras escucha a cada cliente expresar sus objetivos y preocupaciones. Dirigir a los individuos a través del proceso de negociación con lógica y calma requiere paciencia. También debe tener una comprensión altamente desarrollada de la naturaleza humana y la necesidad de que las solicitudes sean reconocidas y atendidas.