En la anatom?a humana, el hueso etmoidal es uno de los huesos que forman el cr?neo. Est? situado entre la cavidad nasal y la cavidad cerebral, y forma el techo de la cavidad nasal, parte de las paredes de la cavidad nasal, parte de las ?rbitas ?seas alrededor de los ojos y parte del piso del cr?neo. A veces llamado hueso etmoidal, esta importante estructura est? neum?tica, es decir, es un hueso esponjoso con placas ?seas ligeras.
El hueso etmoidal consta de cuatro partes principales. La estructura que forma el tabique de la nariz se llama placa perpendicular. Las dos masas de hueso que forman porciones de la estructura orbital y las estructuras de la cavidad nasal se denominan laberintos o masas laterales. La placa horizontal de este hueso que forma parte de la parte inferior del espacio craneal se llama placa cribiforme.
Hay estructuras y proyecciones adicionales que se extienden desde el hueso etmoides. La placa cribiforme da lugar a una estructura llamada crista galli, o «peine de gallo», al cual est?n anclados algunos de los tejidos conectivos que anclan el cerebro dentro del cr?neo. Las estructuras ?seas delicadas llamadas huesos corneados se extienden desde el etmoides hacia la cavidad nasal, donde sostienen membranas mucosas importantes que contribuyen al sentido del olfato.
Debido a su estructura esponjosa y liviana, los huesos etmoidales son particularmente delicados y propensos a sufrir lesiones. En situaciones en las que se produce un golpe ascendente en la nariz, como en algunos accidentes automovil?sticos, las placas del etmoides pueden romperse. Esto puede resultar en fragmentos ?seos que penetran en el cerebro, lo que puede tener efectos secundarios graves y, en casos extremos, incluso puede ser fatal. Las lesiones del hueso etmoidal tambi?n pueden provocar da?os o p?rdida del sentido del olfato. Esto se debe al hecho de que los nervios olfativos, que transmiten mensajes desde la nariz al cerebro, pasan a trav?s del hueso etmoidal y, si se rompe, estos nervios pueden sufrir da?os irreversibles.
En el hueso etmoidal humano, hay peque?os dep?sitos de un mineral de ?xido de hierro magn?tico llamado magnetita. Se cree que esta caracter?stica es un vestigio remanente de tiempos de evoluci?n muy tempranos. Un dep?sito similar se encuentra en los huesos etmoidales de algunas aves y peces, donde se cree que es importante en la navegaci?n biomagn?tica, lo que permite que estos animales perciban la direcci?n del campo magn?tico de la Tierra en la misma direcci?n.