El término «huella ecológica» fue desarrollado por ambientalistas para describir el impacto que un individuo tiene en su medio ambiente. Una huella ecológica tiene en cuenta varias cosas, como la propiedad del automóvil, la cantidad de basura generada, la frecuencia con la que el individuo camina o monta en bicicleta y otras cosas diseñadas para medir el uso de la tierra y el agua. El concepto de huella ecológica se desarrolló en respuesta a las preocupaciones de que las personas no vivían de manera sostenible y que las tasas de consumo existentes, especialmente en el Primer Mundo, darían lugar a deficiencias de recursos.
La creciente preocupación por la presión demográfica mundial ha llevado a iniciativas que están diseñadas para hacer la vida humana más sostenible. Según las organizaciones ambientales, hay 4.5 acres útiles en la Tierra para cada persona. La mayoría de las personas en Occidente tienen una huella ecológica que es mucho más grande, lo que significa que necesitaría haber múltiples planetas para sostener a una población que consume a esa velocidad. Las personas en naciones empobrecidas tienen una huella ecológica mucho más pequeña, aunque el aumento de las poblaciones y la promoción de los estilos de vida occidentales pueden llevar a un aumento.
La idea de una huella ecológica fue concebida en 1992 por William Rees, un ecólogo canadiense. Rees creía que encontrar un criterio aproximado para medir el consumo ayudaría a ilustrar los problemas causados por la presión demográfica y los aumentos en el consumo. Utilizando datos recopilados en todo el mundo, demostró que las tasas actuales de consumo y aumento podrían dar lugar a un grave problema mundial en un período de tiempo alarmantemente corto. Si bien la huella ecológica tiene algunas imprecisiones, es un punto de partida sólido para una discusión sobre cómo los humanos usan el medio ambiente.
Rees también mostró que pequeños cambios podrían reducir notablemente una huella ecológica, y que si las naciones occidentales trabajaran juntas, podrían reducir en gran medida la cantidad de recursos que consumían. Los ciudadanos individuales podrían marcar la diferencia al igual que las corporaciones y los gobiernos, especialmente si se les mostrara formas concretas de hacer cambios. Algunos cambios requieren alteraciones drásticas en el estilo de vida, mientras que otros son más simples y prácticos.
Las huellas ecológicas se utilizan como herramientas educativas en todo el mundo para mostrar a las personas cómo interactúan con el entorno que las rodea. Las calculadoras en línea simples que mostrarán a los consumidores sus huellas ecológicas se pueden encontrar en varios sitios, y son una forma interesante de evaluar un estilo de vida. Además de proporcionar una huella ecológica total, la mayoría de los sitios muestran formas en que las personas pueden reducir sus huellas ecológicas, en función de los estilos de vida que llevan.