La cultura organizacional describe las creencias, actitudes y comportamientos compartidos de los miembros de una organización. Una cultura organizacional saludable es aquella en la cual las actitudes y opiniones de los empleados ayudan a una organización a alcanzar sus objetivos. Las culturas poco saludables a menudo están marcadas por el resentimiento, la desigualdad y la pasividad dentro de las organizaciones. Uno de los métodos más importantes para administrar la cultura organizacional es comunicar las metas y valores de una organización a todos los miembros. Del mismo modo, los ejecutivos deben desarrollar sistemas para monitorear comportamientos y actitudes, para que puedan aprender cuando las creencias necesitan ser reforzadas.
Es común que los profesionales utilicen un método basado en recompensas para administrar la cultura organizacional. En resumen, este es un método en el cual los empleados son reconocidos por defender los valores organizacionales. Por ejemplo, un vendedor que se cree que ha hecho todo lo posible para satisfacer a un cliente importante podría recibir un premio o reconocimiento en una publicación de la organización.
Otro método común para administrar la cultura organizacional es crear reglas o pautas para que todos los empleados las sigan. Las reglas pueden incluir un código de vestimenta y políticas con respecto a la conducta de los empleados. Este método permite a los miembros obtener una comprensión clara de lo que se espera de ellos. Este método para administrar la cultura organizacional también les dice a los empleados que los ejecutivos y gerentes toman en serio el comportamiento y la actitud.
Las rutinas, como las reuniones semanales, también ayudan a los profesionales responsables de gestionar la cultura organizacional. Los horarios alientan a los empleados a mantenerse en el camino con sus respectivos objetivos. Al participar en actividades grupales regulares, los empleados sienten que son parte de un equipo y es más probable que compartan actitudes con sus colegas.
Es esencial que los gerentes y ejecutivos de nivel superior también defiendan los valores organizacionales. Por ejemplo, si un rasgo de la cultura organizacional es que las ideas y perspectivas de los empleados son importantes, los gerentes deben hacer un esfuerzo por escuchar las ideas de los empleados para el crecimiento y el cambio. En algunos casos, puede ser importante actuar sobre estas ideas para demostrar que se tienen en cuenta. Cuando los miembros de una organización sienten que sus líderes no defienden sus propios valores, pueden volverse resentidos y contraproducentes.
Un método común para algunos ejecutivos es presentar un tercero. Los consultores gerenciales, por ejemplo, son expertos que se especializan en ayudar a los líderes organizacionales a implementar nuevas prácticas que mejoren la productividad. Un consultor podría reunirse con líderes para discutir metas, problemas y posibles soluciones. Entonces él o ella podría participar en la capacitación de los empleados. Los oradores motivacionales pueden ayudar a los miembros de la organización a desarrollar nuevas actitudes positivas que ayuden a fortalecer una cultura.
Inteligente de activos.