Los diamantes artificiales, aunque químicamente idénticos a los diamantes extraídos, son creados por ingenieros en un laboratorio. La introducción de diamantes grandes y factibles cultivados artificialmente ha desencadenado una gran controversia sobre las ventajas, desventajas y estrategias asociadas con estas nuevas gemas. A medida que más personas invierten en el cultivo de diamantes, otros están preocupados por su impacto en la industria internacional del diamante.
Muchas personas creen que el nombre de diamantes «artificiales» es algo inapropiado. Estas gemas no son impostores como la circona cúbica, el vidrio o el cuarzo. Algunos prefieren nombres alternativos como diamantes cultivados, cultivados, de laboratorio o hechos por el hombre, similares a las palabras utilizadas para las perlas. A nivel cristalino, no hay diferencias apreciables entre las gemas deslumbrantes que emergen del suelo y las que emergen de una cámara de vacío en términos de corte, claridad o color.
Los ingenieros han sido capaces de crear pequeños fragmentos de diamantes para uso industrial. Los diamantes son las sustancias más duras en la tierra, por lo que pueden cortar metales fácilmente. Por esta razón, las sierras industriales a menudo están equipadas con diamantes astillados o con polvo. Pero solo en 2004 las empresas anunciaron su éxito en el desarrollo de métodos para producir diamantes cultivados lo suficientemente grandes como para ser usados en anillos, collares, pulseras y otras joyas.
Hasta ahora, hay dos métodos confiables para hacer diamantes artificiales lo suficientemente grandes como para joyas. Uno usa una «semilla» de un diamante más pequeño y coloca grafito fundido adicional (una forma de carbón) bajo una enorme presión y temperatura hasta que se agrega a la estructura cristalina y hace que la semilla sea más grande. Otro método, llamado deposición química de vapor, CVD, crea una cámara donde pequeñas piezas de diamante precipitan y se condensan juntas, como cristales de hielo, en capas para formar un depósito sólido. Estas muestras se pueden colorear fácilmente y generalmente no tienen imperfecciones.
Los geólogos certificados tienen problemas para distinguir los diamantes extraídos de sus contrapartes fabricadas. Algunas personas creen que la línea estricta entre los orígenes de las piedras no es importante. Otros sostienen que los consumidores quieren lo real y no se conformarán con nada artificial porque no es tan especial, valioso o tradicional.
Otra parte señala que el monopolio de los diamantes ha inflado artificialmente su valor, y ha contribuido a equivalentes monetarios ideales al intercambiar armas y mano de obra esclava. Esta perspectiva ve la venta de diamantes artificiales como una alternativa humanitaria.
Además, es digno de mención que incluso si los diamantes artificiales no reemplazan a los diamantes extraídos en las joyas, casi seguramente reemplazarán al silicio en los microchips. Esta piedra es muy difícil de sobrecalentar o derretir. Los ingenieros ya están desarrollando la próxima generación de computadoras súper rápidas que usan diamantes artificiales.