En verdad, no existen pruebas definitivas para las enfermedades mentales. La enfermedad mental es un concepto abstracto determinado por una relación con un cerebro normativo hipotético. En este sentido, las enfermedades mentales no son como otras enfermedades en el sentido de que no existe un estado objetivo en el que se pueda decir que una persona tiene una enfermedad específica. La forma principal en que se diagnostican las enfermedades mentales es a través de la experiencia de un profesional, y no todos los profesionales diagnostican las enfermedades mentales de la misma manera. Sin embargo, existen ciertas características básicas que pueden usarse como pruebas para enfermedades mentales cuando se interpretan de manera inteligente.
Las pruebas más básicas para la enfermedad mental son cuestionarios en los que el paciente responde preguntas sobre su condición, lo que da como resultado un informe sobre los posibles síntomas. Estas pruebas para enfermedades mentales solo son precisas si están bien diseñadas e interpretadas correctamente. Los problemas con los cuestionarios pueden deberse a no entender las preguntas, mentir o hacer preguntas que no se aplican a la situación. Como punto de partida, simplemente preguntar acerca de los síntomas puede ser una de las mejores pruebas para detectar enfermedades mentales. A veces, una persona que siente que padece una enfermedad mental puede beneficiarse de un cuestionario en línea porque se puede tomar desde la privacidad de su propio hogar sin ayuda profesional, pero estos no son diagnósticos definitivos.
En ocasiones, las pruebas visuales se utilizan para diagnosticar enfermedades mentales específicas, como la esquizofrenia. Las personas con ciertos trastornos a veces ven las imágenes de manera diferente a las personas que no padecen enfermedades mentales. Un ejemplo es la ilusión de la máscara hueca, que no consigue engañar a algunas personas con esquizofrenia. Estas pruebas no siempre son definitivas, especialmente si una persona está familiarizada con la prueba, pero son sólidas herramientas de diagnóstico.
La mayoría de las veces, la observación del comportamiento de una persona se utiliza como un fuerte indicador de enfermedad mental. Las personas que actúan de manera anormal o que muestran procesos de pensamiento inusuales a menudo padecen enfermedades mentales. Mediante la interacción y la observación, un profesional puede determinar si existe una enfermedad mental comparando los síntomas con los criterios oficiales.
También hay algunas pruebas que no se usan comúnmente pero que podrían usarse en el futuro para un diagnóstico definitivo de enfermedad mental. Los análisis de sangre que buscan genes asociados con enfermedades mentales podrían usarse para diagnosticar enfermedades mentales que aún no presentan síntomas. A veces, los escáneres cerebrales se pueden usar para señalar funciones anormales en la mente. Sin embargo, el uso de estas pruebas requiere una redefinición radical de lo que constituye una enfermedad mental, ya que el consenso actual sobre el tema es que, sin síntomas, una enfermedad mental no puede existir.