El sistema inmunológico del cuerpo es una red intrincada diseñada para combatir las bacterias dañinas del medio ambiente, así como los radicales libres dañinos producidos dentro del propio cuerpo. Se sabe que el estrés puede afectar el sistema inmunológico de manera negativa, suprimiendo la función inmunológica saludable y dejando al cuerpo indefenso frente a virus invasores y extraños. El estrés y el sistema inmunológico se han estudiado en la investigación clínica para demostrar que cualquier estrés que se ejerza sobre el cuerpo puede obstaculizar sus señales defensivas. Se ha demostrado que el estrés emocional y la inmunidad están directamente conectados durante los momentos de enfermedad, lo que ha llevado a algunos médicos a sugerir una terapia complementaria junto con el tratamiento médico tradicional de la enfermedad.
Cuando un invasor extraño ataca el cuerpo, como una bacteria o un virus, el sistema inmunológico se activa para atacar estas sustancias para prevenir infecciones o enfermedades. Una dieta saludable y un programa de ejercicio son un par de factores importantes que apoyan la capacidad del sistema inmunológico para combatir a estos invasores de manera efectiva, disminuyendo la probabilidad de desarrollar un resfriado, gripe u otra enfermedad. Los estudios sobre el estrés y el sistema inmunológico muestran que factores como el trauma emocional o la ansiedad pueden disminuir la función del sistema inmunológico. Los investigadores han descubierto que cuando el cuerpo está bajo un estado de estrés crónico, el sistema inmunológico puede dejar de funcionar normalmente.
Se desconoce por qué existe el vínculo entre el estrés y la función del sistema inmunológico; sin embargo, puede deberse al hecho de que las hormonas para combatir el estrés emocional pueden inhibir temporalmente el sistema inmunológico hasta que el estrés desaparezca. El estrés físico y el sistema inmunológico también están relacionados, ya que el exceso de ejercicio o el trauma físico pueden provocar un sistema inmunológico deprimido. Se ha demostrado que aquellos con niveles crónicos de estrés en sus vidas contraen un resfriado o gripe con regularidad en comparación con aquellos que manejan el estrés de manera eficaz. Además, se ha demostrado que el número de células del sistema inmunológico es menor en aquellos que se encuentran en un estado crónico de estrés.
Algunos estudios han demostrado cómo el estrés y el sistema inmunológico juegan un papel en el tratamiento del cáncer, lo que hace que las técnicas y aplicaciones de relajación sean un componente importante en la lucha contra la enfermedad. Junto con la medicación adecuada y el conocimiento médico, a menudo se sugiere el ejercicio y la meditación regulares a los pacientes que desean incorporar técnicas naturales para promover la salud del sistema inmunológico. Se ha demostrado que la arteterapia, la psicoterapia e incluso la relajación guiada aumentan la función inmunológica. El yoga es una herramienta popular que utiliza tanto el ejercicio como la relajación para mejorar la respuesta del sistema inmunológico, y es un ejercicio popular entre quienes luchan contra los trastornos relacionados con el sistema inmunológico.