El término «comportamiento anormal» puede referirse a cualquier acción o comportamiento que sea inusual, pero se usa más comúnmente para describir las acciones y comportamientos asociados con condiciones psicológicas. Esto abarca una amplia gama de tipos de comportamiento que quedan fuera de los patrones de comportamiento normales o aceptables. La terapia de modificación de la conducta se utiliza a menudo para resolver la conducta y convertir las acciones e interacciones inapropiadas en las apropiadas.
Los tipos comunes de comportamiento anormal incluyen comportamientos antisociales, como infringir las leyes; no respetar las necesidades y los límites de los demás; y herir o abusar a otros, ya sea verbal o físicamente. Otros comportamientos anormales comunes incluyen hablar con personas que no existen, mostrar vínculos inapropiados con extraños, la incapacidad de formar vínculos con amigos y familiares y la incapacidad de salir de casa debido a miedos incapacitantes. Las personas que se comportan de manera anormal también pueden realizar acciones de manera repetida y obsesiva o pueden experimentar delirios, alucinaciones, fobias o episodios paranoicos.
Los psicólogos y terapeutas conductuales a menudo se enfocan en identificar la causa del comportamiento anormal. En algunos casos, estas causas son orgánicas, lo que significa que provienen de un desequilibrio de sustancias químicas en el cerebro o de otra condición física similar. Estas afecciones a menudo se controlan con medicamentos recetados, como medicamentos antipsicóticos y ansiolíticos, pero muchos ven alguna mejora con la terapia a largo plazo y los cambios en la dieta y el estilo de vida.
El comportamiento anormal también puede deberse a condiciones psicológicas. Existe alguna evidencia de que algunas de estas afecciones se heredan genéticamente, pero muchas son causadas por factores ambientales. Estos factores pueden ser a largo plazo o pueden ser un solo evento, y pueden causar repercusiones en el comportamiento en la niñez o la edad adulta.
Por ejemplo, un niño criado con padres que muestran comportamientos antisociales puede aprender a comportarse de manera antisocial. Si este comportamiento no se corrige, el niño puede eventualmente enseñar a sus propios hijos a comportarse de manera anormal algún día. Asimismo, una mujer que es víctima de una agresión puede desarrollar un miedo a ser victimizada nuevamente que resulta en un miedo al mundo en general. Una mujer así podría eventualmente no poder salir de su casa porque su miedo es muy intenso.
Una vez que se identifican los comportamientos anormales y sus causas, puede comenzar el trabajo de modificar el comportamiento. La terapia puede involucrar sesiones grupales o individuales que pueden ocurrir en forma residencial o ambulatoria. El trabajo podría incluir enfrentar los miedos, encontrar formas de empoderarse y aprender o volver a aprender a comportarse de manera apropiada. Las terapias también pueden aumentarse con medicamentos a corto o largo plazo según lo considere necesario un psiquiatra o un médico.