La fatiga y los sudores nocturnos pueden ser causados por muchas afecciones, incluidos cambios o desequilibrios hormonales, especialmente durante la menopausia. Ciertas afecciones o enfermedades médicas también pueden causar estos síntomas, incluida la influenza u otras enfermedades respiratorias, como neumonía o bronquitis. Algunas formas de cáncer también pueden causar estos problemas. Estos síntomas también pueden ser causados por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
A veces, las causas más obvias de los síntomas se pasan por alto fácilmente. Si una habitación está sobrecalentada o la habitación es particularmente cálida y húmeda, la sudoración nocturna puede ser un problema común. La fatiga generalmente será consecuencia de la pérdida de líquidos, lo que hará que el cuerpo pierda electrolitos esenciales.
Vestirse demasiado con ropa de dormir incómodamente pesada también puede provocar fatiga y sudores nocturnos. La mejor manera de evitar problemas causados por un ambiente cálido es usar aire acondicionado cuando sea necesario, o hacer circular el aire con un ventilador y una ventana abierta para una ventilación adecuada. Usar ropa de dormir suelta y fresca también puede ayudar.
Cuando una persona tiene pesadillas recurrentes o sueños aterradores, esto también puede provocar fatiga y sudoración nocturna. Algunas personas pueden experimentar un aumento en la frecuencia cardíaca durante un mal sueño y comenzar a sudar. Esto puede provocar la falta de sueño o la interrupción del sueño, lo que puede provocar fatiga.
La tuberculosis es una enfermedad pulmonar bacteriana muy grave que se sabe que causa fatiga y sudores nocturnos. Esta enfermedad es contagiosa y se transmite a través del contacto humano, tos y estornudos. Si no se trata, la enfermedad puede progresar y causar daños irreversibles o la muerte. La mayoría de los pacientes se pueden curar con medicamentos.
Existen varios medicamentos que pueden causar estos síntomas. El acetaminofén, Advil y la aspirina pueden causarlos en ciertas personas. También se sabe que los antidepresivos causan fatiga y sudoración nocturna. Algunos antibióticos también pueden producir estos síntomas.
Los niveles bajos de azúcar en sangre o hipoglucemia pueden causar sudores nocturnos y fatiga. La debilidad y la fatiga son especialmente comunes en las personas que padecen hipoglucemia. Asegurarse de que los niveles de azúcar del cuerpo estén equilibrados y regresen a un rango normal o aceptable puede ayudar a controlar estos síntomas.
La presión arterial alta (hipertensión) puede causar estos síntomas. La hipertensión también puede provocar otras complicaciones más graves si no se trata. La mejor manera de controlar esta afección es controlando la presión arterial y tomando los medicamentos recetados por un médico. Ocasionalmente, los medicamentos para la hipertensión pueden causar sudores nocturnos.
En algunas personas, la práctica de ejercicio vigoroso al final del día o de la noche puede producir fatiga y sudores nocturnos. Esto generalmente se puede prevenir haciendo ejercicio más temprano en el día y enfriándose. Un paso positivo en el manejo de la fatiga puede ser encontrar tiempo para relajarse antes de acostarse.