¿Cuáles son los diferentes tipos de medicamentos anticoagulantes?

Los medicamentos anticoagulantes pueden actuar interfiriendo con la trombina, bloqueando la producción de factores de coagulación o interrumpiendo las plaquetas sanguíneas. Un médico prescribe un medicamento en función de la salud subyacente del paciente y la necesidad de anticoagulantes, ya sea para prevenir coágulos después de una cirugía o para tratar a un paciente con un trastorno crónico de la coagulación. Algunas clases de anticoagulantes pueden ser muy peligrosas si no se usan correctamente, y es importante estar atento al recibir información sobre medicamentos.

La heparina es un ejemplo de un fármaco que actúa bloqueando la actividad de la trombina para inhibir la formación de coágulos. Los inhibidores directos de la trombina como el dabigatrán y la vivalirudina son otros ejemplos de fármacos anticoagulantes que actúan interactuando con la trombina. Estos medicamentos pueden funcionar muy rápidamente y pueden ser útiles para un paciente en crisis médica o en una situación en la que un médico quiere que el medicamento actúe rápidamente por otras razones.

Las cumadinas son medicamentos anticoagulantes que actúan interfiriendo con la producción de factores de coagulación en el hígado. Incluyen medicamentos como la warfarina y pueden tardar varias horas o días en ser efectivos. Los pacientes pueden recibir estos medicamentos para el mantenimiento a largo plazo si un médico lo considera necesario. El paciente necesitará análisis de sangre periódicos para verificar los niveles de factores de coagulación en la sangre y determinar si se está desarrollando alguna complicación.

Los pacientes también pueden tomar medicamentos antiplaquetarios como la aspirina. Estos también se pueden tomar a largo plazo para abordar un problema de coagulación, y los pacientes pueden permanecer en terapia de mantenimiento para la salud cardiovascular. Algunos de estos medicamentos anticoagulantes están disponibles sin receta, pero los pacientes deben asegurarse de que sus médicos sepan que los están tomando, en caso de que estén en riesgo de una mala interacción entre medicamentos.

Los medicamentos anticoagulantes más adecuados para un paciente dependen de por qué el paciente los necesita, el historial médico del paciente y el tiempo que el paciente necesitará para usar los medicamentos. Los médicos deben considerar cuestiones como un historial de interacciones farmacológicas adversas, la posibilidad de complicaciones con el uso a largo plazo y la capacidad del paciente para seguir un protocolo farmacológico de forma segura.

Otros medicamentos anticoagulantes son para uso en investigación o pruebas de diagnóstico, no para pacientes vivos. Estos incluyen oxalato y citrato, ambos utilizados en el laboratorio para evitar que las muestras de sangre se coagulen. No son seguros para el uso humano y pueden causar problemas de salud si las personas los ingieren. Por lo general, los almacenes de medicamentos no destinados al uso humano están claramente etiquetados y se mantienen separados de otros suministros para minimizar el riesgo de accidentes.