Los tornillos canulados se utilizan en cirugía de huesos y articulaciones para reparar roturas y para asegurar implantes artificiales que pueden usarse para reemplazar parte o la totalidad de una articulación. Un tornillo canulado generalmente está hecho de acero inoxidable o titanio y es autorroscante, lo que significa que puede cortar su propio camino a través del hueso a medida que se atornilla en su lugar. El núcleo central del tornillo es hueco, lo que permite pasar un alambre guía. Esto ayuda a colocar el tornillo en su posición, ya que puede avanzar a lo largo del cable, eliminando la necesidad de un orificio pretaladrado. El área de la medicina asociada con los trastornos de huesos y músculos se conoce como ortopedia.
Hay muchos tamaños diferentes de tornillos canulados disponibles y dos tipos de roscas, una para huesos porosos y otra para huesos más duros y compactos. Los tornillos canulados con roscas adecuadas para huesos porosos son más comunes y tienen un diámetro más grande, con espacios más grandes entre las roscas y un eje interior relativamente estrecho. Dado que están destinados a fijar huesos más blandos, su diseño proporciona una superficie más grande para que el hueso se agarre. Como los tornillos canulados son alrededor de diez veces más caros que los tornillos no canulados, los de tipo no canulado se utilizan siempre que sea posible para reducir los costos.
Los tornillos canulados permiten la realización de las llamadas técnicas percutáneas, en las que se realiza un procedimiento quirúrgico a través de orificios de punción en la piel en lugar de realizar una gran incisión abierta. Este tipo de cirugía puede usarse para tratar una fractura del cuello femoral, donde la cabeza en forma de bola del hueso del muslo se rompe en el punto estrecho, o cuello, donde se une al eje. La operación solo se puede utilizar en los casos en que el hueso roto todavía esté en su lugar, para garantizar que la cabeza del fémur no haya sufrido una interrupción del suministro de sangre y permanecerá viva después de que los tornillos la hayan asegurado en su lugar.
Durante la cirugía, se pueden ver imágenes del procedimiento, similares a los rayos X, en la pantalla utilizando un equipo llamado fluoroscopio. Esto permite al cirujano colocar correctamente las guías antes de insertar los tornillos. Normalmente, no se necesitan más de tres tornillos canulados para reparar la fractura, colocados en forma de triángulo invertido, pero a veces se pueden usar cuatro.
Después de la cirugía, el objetivo es que los pacientes se muevan lo antes posible, aunque no siempre se recupera la movilidad completa. Si bien la mayoría de las fracturas se curan bien, en ocasiones algunas pueden volverse inestables y requerir una operación adicional. Se cree que el uso de arandelas junto con tornillos canulados ayuda a mejorar el resultado.