Algunos de los mejores consejos para drenar el pus incluyen que solo lo haga un proveedor de atención médica calificado y monitorear los signos y síntomas de infección en los días posteriores al procedimiento. El drenaje de pus de un absceso debe realizarse en condiciones estériles para evitar la introducción de bacterias en la herida. Aunque el procedimiento para drenar el pus suele ser sencillo, es posible que se necesite anestesia local, además de una preparación para adormecer. Por lo general, solo toma unos minutos y normalmente se realiza en el consultorio del médico.
Una infección en la que hay pus es causada por bacterias, como el organismo estafilococo. Además de la presencia de pus, otros signos de infección incluyen enrojecimiento, hinchazón y dolor. También pueden aparecer rayas rojas que pueden indicar envenenamiento de la sangre. Cuando se presentan estos síntomas, se debe notificar al proveedor de atención médica para que se pueda implementar el tratamiento. El tratamiento para un absceso incluye tomar antibióticos, drenar el pus y tomar medicamentos antiinflamatorios para aliviar el dolor y reducir la hinchazón.
Antes de que el proveedor de atención médica comience a drenar el pus de la infección, generalmente le hará al paciente una serie de preguntas de salud para determinar si hay alergias a medicamentos o antibióticos. Además, el proveedor de atención médica también puede preguntarle al paciente sobre afecciones preexistentes como la diabetes. Cuando hay diabetes, el retraso en la cicatrización de la herida puede ser un problema, lo que hace que drenar el pus de una herida sea riesgoso. Los diabéticos sufren con frecuencia problemas de circulación que dificultan la cicatrización.
El color del pus suele ser amarillo o blanco, pero a veces es verde, marrón o ligeramente rosado. El pus es rosado cuando una pequeña cantidad de sangre se absorbe en el pus, y esto se conoce como «teñido de sangre». Una infección dental también puede hacer que se acumule pus en el tejido blando. Cuando esto ocurre, el dentista debe determinar la fuente de la infección y tratarla con antibióticos orales. Puede ser necesario extraer el diente para resolver la infección, pero esta suele ser la excepción y no la regla.
Una vez que el proveedor de atención médica ha drenado el pus, la persona debe estar consciente de otros síntomas de infección, como fiebre, escalofríos, dolor en las articulaciones, malestar gastrointestinal y dolor de cabeza. Si se presentan estos síntomas, pueden indicar una infección grave conocida como sepsis, que es una infección de la sangre. Cuando ocurre la sepsis, el paciente puede requerir hospitalización y tratamiento con antibióticos por vía intravenosa.