El manejo intervencionista del dolor es un proceso en el que el médico intenta controlar el dolor de un paciente mediante la interacción directa con las áreas específicas de malestar. Hay dos tipos principales de manejo intervencionista del dolor, diagnóstico y terapéutico, que los médicos realizan para identificar y modificar la aflicción física de un paciente. El objetivo del manejo intervencionista del dolor es brindar al paciente una atención integral al ofrecer una variedad de procedimientos que se adapten a sus necesidades individuales.
El uso de diagnósticos para determinar la ubicación del dolor es un aspecto del manejo intervencionista del dolor. Un médico generalmente consulta imágenes previas del área específica antes de realizar las pruebas de diagnóstico, que a menudo implican la administración de anestesia local a varios nervios. El propósito de identificar nervios individuales con un agente anestésico es concluir qué nervio es la salida original del dolor. A través del proceso de eliminación, el nervio que finalmente alivia el dolor cuando está adormecido identifica el área problemática específica. Existen otros métodos que se utilizan para diagnosticar la fuente original del dolor, incluida la discografía, que inyecta un líquido en diferentes discos de la espalda para determinar cuál causa un malestar extremo.
El médico utiliza la intervención diagnóstica para guiar la decisión de qué técnica terapéutica se utilizará mejor para aliviar el dolor a largo plazo. El manejo del dolor intervencionista utiliza diversos procedimientos terapéuticos para individualizar el tratamiento del paciente. La inyección epidural de esteroides (ESI), una inyección de esteroides que reduce la inflamación y el dolor, es una de las formas más comunes de manejo intervencionista del dolor. El esteroide inyectable más potente y de uso frecuente es la cortisona. Aparte de la ESI, existen otros tipos de inyecciones, como las inyecciones de nervios periféricos, articulaciones sacroilílicas y articulaciones facetarias.
El manejo intervencionista del dolor a menudo incorpora tratamientos terapéuticos fríos y calientes como una fuente de alivio. Los médicos utilizan con frecuencia la neuromodulación para los pacientes que experimentan un dolor intenso. Una forma de neuromodulación es la administración de medicamentos directamente al líquido cefalorraquídeo, lo que permite que el cuerpo administre medicamentos constantemente. La segunda forma es la terapia de estimulación eléctrica realizada en el sistema nervioso, que también alivia el dolor.
Para recibir todos los beneficios del manejo intervencionista del dolor, el paciente debe revelar todos los tratamientos anteriores y actuales, así como los medicamentos que toma para el dolor. El médico puede administrar un examen físico completo antes de proceder a la intervención diagnóstica. Todos los procedimientos realizados son para ayudar en la evaluación del caso médico de la persona y determinar la mejor forma de tratamiento personalizado.