¿Qué es un tranquilizante?

Un tranquilizante es un medicamento del sistema nervioso central que se usa para disminuir la ansiedad, promover la calma e inducir el sueño. Por lo general, un tranquilizante se denomina depresor porque suprime la acción del sistema nervioso central y ralentiza el cuerpo. Generalmente, los tranquilizantes se recetan para tratar la ansiedad y el insomnio. Además, a veces se utilizan en el tratamiento de enfermedades mentales. Aunque estos medicamentos recetados son muy eficaces, pueden convertirse en un hábito y hacer que el paciente se vuelva dependiente.

Hay dos clasificaciones de tranquilizantes. Estos medicamentos se denominan tranquilizantes mayores o menores. Los primeros se clasifican como medicamentos antipsicóticos y los segundos se conocen como medicamentos contra la ansiedad. Por lo general, los medicamentos antipsicóticos se utilizan para tratar a pacientes a los que se les ha diagnosticado una enfermedad mental grave. Estas enfermedades mentales incluyen esquizofrenia y trastorno bipolar. Por el contrario, a menudo se recetan tranquilizantes menores para tratar a pacientes que presentan trastornos emocionales como la ansiedad.

La torazina, un tranquilizante importante, se administra a veces a pacientes con trastornos graves y psicóticos. Por lo general, un tranquilizante importante puede ofrecer tranquilidad al paciente que, por lo demás, está agitado y combativo. Además, los pacientes y los cuidadores a menudo notan un efecto sedante espectacular después de la administración del fármaco. Desafortunadamente, en aquellos individuos que reciben un tranquilizante importante, la conciencia mental a menudo se verá disminuida, aunque en raras situaciones, esto puede ser deseable, especialmente en el paciente combativo que puede lastimarse a sí mismo.

Por el contrario, los tranquilizantes menores tienen un efecto mucho menor en los pacientes que los toman. Valium, Xanax y Ativan son ejemplos de algunos tranquilizantes que se recetan ampliamente. A diferencia de la clasificación de tranquilizantes principales, estos medicamentos a menudo se recetan a pacientes cuyas principales quejas son ansiedad, trastornos del sueño y depresión. Por lo general, el tranquilizante menor actúa reduciendo la ansiedad y la tensión sin tener un efecto sedante intenso. Aunque son eficaces para relajar los músculos, producen mucha menos somnolencia diurna que los tranquilizantes principales.

Es muy importante señalar que, aunque estos medicamentos son muy eficaces para aliviar la ansiedad y ciertas condiciones psicóticas, no son curativos. Además, estos medicamentos nunca deben tomarse junto con alcohol, ya que la combinación no solo puede intensificar el efecto, sino que también puede causar toxicidad y sobredosis. Además, los pacientes nunca deben conducir un vehículo motorizado ni operar maquinaria pesada durante unas horas después de tomar los medicamentos porque los tranquilizantes pueden afectar en gran medida la coordinación y retrasar el tiempo de respuesta.