La terapia de la marcha implica fisioterapia y educación en habilidades motoras para ayudar a una persona a lograr la capacidad de caminar nuevamente. Antes de que pueda comenzar el entrenamiento de la marcha, la persona deberá ser examinada por un médico para determinar si la fisioterapia será beneficiosa. Luego, el médico derivará al paciente al centro de rehabilitación adecuado. Los diferentes tipos de terapia de la marcha incluyen análisis de la marcha, entrenamiento de la postura, entrenamiento de fuerza y educación del paciente sobre el uso de dispositivos ambulatorios como andadores y bastones.
Antes de comenzar la terapia de la marcha, un fisioterapeuta tomará un examen y un historial médico completos para determinar las capacidades actuales del paciente. El terapeuta también deberá conocer el nivel de capacidad física previa de la persona para ayudar a desarrollar el programa de terapia de la marcha adecuado. El entrenamiento de la marcha utiliza fisioterapia para mejorar la fuerza y el equilibrio de la persona a fin de corregir los patrones anormales de la marcha.
El entrenamiento de la marcha comienza con una evaluación del paciente cuando intenta ponerse de pie desde una posición sentada, con y sin andador. El terapeuta comenzará con un análisis de la marcha para determinar qué ejercicios serán los más eficientes para restaurar la fuerza de los músculos necesarios para caminar. Un indicador de debilidad muscular es una mala postura, por lo que el primer objetivo del entrenamiento de la marcha es mejorar la postura de la persona.
El entrenamiento de la postura utiliza ejercicios específicos para aumentar la fuerza central del cuerpo, mejorará la movilidad de las articulaciones y ayudará al cuerpo a trabajar de manera eficiente al moverse o sentarse. El aumento de la fuerza y la flexibilidad también ayudarán a reducir el dolor. El fisioterapeuta determinará cuándo la fuerza muscular del paciente ha mejorado lo suficiente como para comenzar a caminar con dispositivos de asistencia ambulatoria.
Los andadores se utilizan tradicionalmente para ayudar con el equilibrio y reducir la probabilidad de caídas mientras un paciente participa en la terapia de la marcha. Si la persona tiene suficiente tono muscular después de usar el andador durante algún tiempo, es posible que pueda volver a usar un bastón o muletas para caminar. Por lo general, se envuelve un cinturón de marcha alrededor de la cintura del paciente y el fisioterapeuta sujeta parte del cinturón para ayudar con los problemas de equilibrio. En algunos casos, la persona necesitará comenzar a caminar sosteniéndose de barras paralelas para desarrollar suficiente fuerza en sus piernas. Las barras paralelas también promoverán el desarrollo de los músculos del brazo y del abdomen que ayudarán a la persona cuando use un andador o muletas más adelante.
La mayoría de las personas necesitan someterse a una terapia extensa de la marcha solo después de un derrame cerebral o un accidente que dañe la parte inferior del cuerpo. El entrenamiento de la marcha en un hospital de rehabilitación podría permitir al paciente volverse ambulatorio y prevenir caídas y otros accidentes. La terapia de la marcha finaliza cuando el paciente ha alcanzado el nivel deseado de fuerza y coordinación que recomiendan el fisioterapeuta y el médico.