?Qu? hace un columnista pol?tico?

M?s que cualquier otra cosa, un columnista pol?tico ofrece su propia opini?n sobre asuntos de asuntos locales, regionales, nacionales o internacionales. Su columna se ofrece de forma regular o semi-regular en un peri?dico, revista o por Internet, y puede ser un puesto remunerado o no remunerado. La columna en cuesti?n puede centrarse en un tema espec?fico, o puede ser de naturaleza general. No importa el tema, el columnista pol?tico generalmente adopta una postura firme e intenta influir en los dem?s a su posici?n.

Un columnista pol?tico no debe confundirse con un periodista pol?tico. Este ?ltimo busca hechos, los entrega como noticias, y se supone que debe ofrecerlos al p?blico de la manera m?s neutral posible. Un columnista pol?tico tambi?n puede recopilar datos, pero no hay pretensiones de neutralidad o imparcialidad. Los columnistas pol?ticos normalmente funcionan con una agenda, tomando los caminos de bueno o malo, correcto o incorrecto, o blanco y negro. Hay pocas ?reas grises en la mente o el estilo de un columnista.

Muchas veces, los que comentan sobre pol?tica creen firmemente en una ideolog?a espec?fica e intentan moldear sus argumentos para que se ajusten a una perspectiva filos?fica predeterminada. Es una peque?a sorpresa que los columnistas que se especializan en el ?mbito pol?tico a menudo sean amados u odiados por los lectores. Estos escritores son despedidos con frecuencia de su posici?n, o los editores y editores pueden retirar sus columnas si el correo recibido de los lectores comienza a correr contra ellos. Es posible que se contrate a un columnista pol?tico con el prop?sito espec?fico de crear controversia, crear seguidores y mejorar el n?mero de lectores, pero alcanzar ese objetivo es una raz?n com?n para la terminaci?n.

La iron?a de establecer una columna pol?tica exitosa es que un columnista puede perder f?cilmente su trabajo si logra un grado demasiado alto de respuesta del lector. Los editores y editores, al darse cuenta de que la publicidad es el elemento vital de su operaci?n, se vuelven temerosos cuando un columnista pol?tico genera un correo electr?nico negativo excesivo o llamadas telef?nicas. Si parte de este correo llega de clientes publicitarios, entonces el columnista puede contar con sus d?as contados. Raramente recibir? una advertencia o aviso de sus superiores, y puede simplemente despertarse para descubrir que su columna ya no se publica en una publicaci?n.

Un columnista pol?tico trata en gran medida con el p?blico, generalmente por tel?fono o correo electr?nico, y debe poseer una piel extremadamente gruesa. Ocasionalmente ser? felicitado o alabado por los lectores, pero aquellos que est?n de acuerdo con los escritos y las opiniones de un columnista rara vez hacen o?r su voz. Los que est?n enojados por los puntos de vista y las posiciones de un columnista responder?n r?pidamente, y no es inusual que sus quejas sean ruidosas, groseras e insultantes. Un columnista pol?tico experimentado ver? ese contacto negativo como una se?al de que est? haciendo su trabajo. Muchos columnistas sienten que el objetivo principal de su oficio es simplemente hacer que la gente piense.