Los arquitectos de conservación se especializan en la preservación y conservación de edificios y monumentos históricos para evitar el deterioro. Por lo general, se requiere una licenciatura en arquitectura, historia del arte o química de una universidad acreditada, dependiendo de la región. Para convertirse en un arquitecto de conservación, puede ser necesario tener una maestría en arquitectura de conservación o preservación histórica. La experiencia en la conservación de edificios o monumentos históricos, ya sea durante una pasantía o a nivel profesional, suele ser un requisito para convertirse en un arquitecto de conservación.
Aunque algunos arquitectos conservacionistas pueden tener un título en arquitectura, muchos han elegido títulos relacionados, como historia del arte o preservación histórica, para perseguir su vocación. Para muchos trabajos de arquitectos de conservación, se requiere un título de maestría. Algunos programas de posgrado en disciplinas relacionadas ofrecen programas de certificación en conservación o preservación histórica. Por lo general, no se requieren exámenes de licencia o registro para convertirse en un arquitecto de conservación, como en las carreras profesionales de arquitectura tradicional.
Muchos arquitectos conservacionistas sienten que una sólida formación científica, especialmente en química, es una buena preparación para esta carrera. Los arquitectos de conservación con frecuencia prueban materiales, reparan estructuras y gestionan proyectos, por lo que cualquier conocimiento adicional y experiencia en estas áreas puede dar una ventaja al solicitante de empleo.
Como en la mayoría de los campos, puede ser difícil convertirse en un arquitecto de conservación sin alguna experiencia previa relacionada. Algunos arquitectos de conservación ingresan al campo después de completar una pasantía o trabajar como parte de un equipo de reservas históricas para obtener una valiosa experiencia. Algunos colegios y universidades ofrecen títulos de nivel asociado en preservación histórica que pueden usarse como un trampolín en el camino para convertirse en un arquitecto de conservación de pleno derecho.
Un arquitecto de conservación puede usar muchos sombreros diferentes y debe sentirse igualmente cómodo trabajando en el campo, investigando y probando en el laboratorio y comunicándose con los equipos. Es útil poder comunicar bien las ideas, tanto oralmente como con la palabra escrita. Los arquitectos de conservación deben poder documentar con precisión cuando están en el campo y transmitir información a otros en un equipo de preservación.
Es útil poder equilibrar la atención al detalle con la capacidad de ver el panorama general. Pensar críticamente, encontrar soluciones creativas a problemas únicos y sentirse cómodo con recursos limitados o condiciones de trabajo menos que ideales es crucial. A veces, se requiere que un arquitecto de conservación viaje extensamente a sitios de trabajo en varias regiones.
Los mejores arquitectos conservacionistas tienen buenas habilidades de gestión, tanto de personas como de proyectos. Los proyectos de preservación históricos pueden contener variables imprevistas y pueden tomar varios años, por lo que un arquitecto de conservación debe tener paciencia, organización y pensamiento claro para llevar a cabo un proyecto hasta su finalización definitiva.