«Expectativas racionales» es el nombre de una hipótesis en economía que establece que un resultado depende en gran medida de lo que la gente espera que suceda en el futuro. Las expectativas de la gente están alimentadas por situaciones económicas previas e información disponible y relevante. Esta hipótesis económica también considera que el público en general es un agente económico importante, en lugar de considerar solo al gobierno y sus políticas como los principales actores en el cambio de los resultados económicos.
John Muth conceptualizó la noción de expectativas racionales en 1961, cuando escribió un artículo titulado «Expectativas racionales y la teoría de los movimientos de precios». La hipótesis económica era la contra-respuesta de Muth a un concepto contemporáneo llamado expectativas adaptativas. La base común de ambas teorías es que las personas se adaptan al cambio y aprenden de la experiencia, pero las expectativas adaptativas afirman que las personas se adaptan gradualmente después de una determinada situación, en contraste con la idea de las expectativas racionales de que las personas tienen la capacidad de aprender rápidamente y adaptarse simultáneamente a la economía. situaciones a medida que ocurren. La hipótesis de Muth luego se hizo prominente después de que otros economistas como Robert Lucas Jr., Edward Prescott y Neil Wallace la utilizaran.
En las expectativas racionales, los dos elementos, resultado y expectativa, se alimentan y se afectan mutuamente. Lo que la gente anticipa que sucederá será la fuerza impulsora detrás de sus acciones futuras, lo que, a su vez, dará forma al resultado. El resultado actual, por otro lado, creará una nueva expectativa y el ciclo continuará. En las tasas de cambio, por ejemplo, si las personas esperan una depreciación de una determinada moneda, esto les llevará a retirarse de sus inversiones, lo que hará que esa moneda disminuya de valor.
A mayor escala, la expectativa de un individuo también puede influir en la expectativa de otro individuo, desencadenando una expectativa colectiva para una situación. Esto aumenta la probabilidad de que se cumpla una expectativa. De esta manera, las expectativas racionales creen que cierto resultado económico no difiere significativamente de lo que la gente espera que suceda, lo que hace que la teoría sea una expectativa consistente con el modelo. Esta creencia se aplica a las matemáticas aplicadas, particularmente en la teoría de juegos, que establece que una persona depende de anticipar las elecciones de otras personas para tener éxito en cualquier situación que requiera una estrategia.
Con base en el término en sí, la expectativa racional también supone que las personas actúan de manera que aprovechen al máximo sus recursos y ganancias. Otra teoría se llama la teoría de la elección racional. Aplica esta presunción al afirmar que las personas generalmente toman decisiones para aumentar sus ganancias mientras reducen los costos.
Inteligente de activos.