Los métodos de manejo optométrico incluyen el diagnóstico y tratamiento de hasta 60 afecciones oculares. El método de tratamiento depende hasta cierto punto de la afección que se está tratando, la gravedad y el pronóstico de recuperación. Los métodos de manejo comienzan con el diagnóstico, seguido del tratamiento para las etapas tempranas o leves. En el caso de afecciones graves, la cirugía ocular puede ser parte del tratamiento seguida de un período de recuperación y seguimiento del cuidado ocular del paciente.
Las afecciones comunes incluyen trastornos o traumatismos de la conjuntiva, la córnea o el párpado, y enfermedades oculares diagnosticadas con frecuencia, como el glaucoma. Los trastornos de la úvea, esclerótica o epiesclera, o del sistema lagrimal orbitario son menos frecuentes, pero también requieren tratamiento especializado y manejo optométrico. La calidad de la atención médica general del paciente también es un factor que los médicos en optometría tienen en cuenta.
El diagnóstico es la etapa inicial en todos los métodos de manejo optométrico. El optometrista realiza un examen completo de los ojos del paciente, prueba la visión según los estándares aceptados y busca evidencia de trauma o lesión. Algunas afecciones se encuentran con mayor frecuencia en pacientes que están genéticamente predispuestos a ellas. El glaucoma, por ejemplo, se encuentra con más frecuencia en los asiáticos que en los de otras etnias en una proporción de cuatro mujeres por cada hombre.
Cuando se requiere tratamiento como parte de la gestión optométrica, puede tomar varias formas. En el caso de crecimientos cancerosos que no se pueden extirpar mediante cirugía ocular, es posible que se requiera que el paciente se someta a quimioterapia o radiación para eliminar el cáncer. Los trastornos como la conjuntivitis o la deficiencia lagrimal se pueden tratar con gotas medicinales o ungüentos para los ojos. Otras afecciones, como el glaucoma, responden al tratamiento con fármacos o medicamentos tópicos solo en casos leves o en las primeras etapas del tratamiento optométrico y, por lo general, requieren intervenciones oftálmicas en el momento en que se identifican.
La cirugía ocular es necesaria en casos de conductos lagrimales bloqueados, crecimientos en el ojo o en el párpado, extirpación de cataratas y cualquiera de las afecciones que provoquen la adherencia de una parte del ojo a otra. Por ejemplo, el glaucoma provoca el bloqueo del ángulo de la cámara anterior del ojo por el iris periférico, lo que provoca lo que comúnmente se conoce como visión de túnel. Si esto se diagnostica demasiado tarde para el tratamiento con medicamentos y gotas oculares relajantes musculares, el manejo optométrico incluye procedimientos quirúrgicos como una iridotomía. En este procedimiento, el cirujano hace una incisión en el iris para agrandar la pupila.
La recuperación después del tratamiento o la cirugía requiere un método de manejo optométrico que apoye al paciente durante el proceso. Esto puede incluir la aplicación de gotas o ungüentos para los ojos, incluidos esteroides tópicos para promover la curación, o el uso de tapones puntuales para evitar la migración de lágrimas a través del ojo. Los tapones mejoran el rendimiento de los medicamentos tópicos y reducen la irritación para los usuarios de lentes de contacto, especialmente después de una cirugía ocular. La etapa final del manejo optométrico es el cuidado ocular continuo que los optometristas brindan a sus pacientes.