Algunas de las causas más comunes de dolor de mandíbula y cuello son la disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), un disco del cuello abultado, articulaciones del cuello alineadas anormalmente y estrés. En algunos casos, el dolor en esta área puede indicar angina o dolor de ataque cardíaco, y se llama dolor referido. El dolor intenso, especialmente cuando se acompaña de náuseas, sudoración y mareos, necesita una evaluación médica inmediata.
El dolor relacionado con el corazón puede viajar hasta el cuello y la mandíbula, y cuando esto ocurre, es una emergencia médica y necesita atención inmediata. Por lo general, este tipo de dolor produce dolor en el cuello izquierdo, pero también se puede sentir en el lado derecho. Cuando el dolor de mandíbula y cuello está relacionado con causas cardíacas, las tabletas de nitroglicerina que se toman debajo de la lengua suelen ser muy efectivas para dilatar los vasos sanguíneos constreñidos y aliviar el dolor.
En los casos de ATM, los músculos y las articulaciones de las articulaciones temporomandibulares pueden sobrecargarse o sobrecargarse, lo que puede provocar irritación de los nervios y tensión en la mandíbula y el cuello. A veces, la ATM puede causar un dolor insoportable e implacable que puede llevar al paciente a buscar servicios en la sala de emergencias para aliviar el dolor. Un dentista con experiencia en el tratamiento de este problema puede ofrecer soluciones que pueden incluir medicamentos o dispositivos orales que, cuando se usan, pueden alinear adecuadamente la mandíbula y reducir el dolor.
Durante períodos de estrés emocional, las personas a veces aprietan los músculos de la mandíbula o rechinan los dientes. Estos movimientos ejercen presión sobre la mandíbula y las estructuras circundantes, lo que produce dolor. La incomodidad en esta área puede ser el resultado de un esguince o distensión muscular, pero este tipo de lesión generalmente es leve y temporal. Los tratamientos para el dolor leve incluyen medicamentos antiinflamatorios de venta libre y analgésicos a base de acetaminofeno, compresas frías o calientes y el uso de dispositivos estabilizadores como collares cervicales. Los ejercicios leves recomendados por los profesionales de la salud también pueden ser efectivos; sin embargo, no deben realizarse cuando una persona experimenta un dolor intenso.
En casos de dolor de cuello y mandíbula no cardíaco severo, un profesional médico puede recomendar analgésicos recetados. Aunque son efectivos contra el dolor intenso, estos tipos de medicamentos pueden causar efectos secundarios como somnolencia extrema y confusión, y los pacientes no deben conducir mientras los toman. Dado que los analgésicos recetados a menudo se basan en codeína, a veces causan molestias gastrointestinales, como náuseas y estreñimiento. Las personas nunca deben tomar más de la dosis recomendada de analgésicos recetados y solo deben usarlos a corto plazo, ya que tienen el potencial de volverse adictivos.