Las quemaduras eléctricas son quemaduras que se deben al contacto directo con la electricidad. Las quemaduras de este tipo pueden producirse como resultado de ser alcanzado por un rayo o por entrar en contacto con cables con corriente que quedan expuestos. Una quemadura eléctrica tiene el potencial de dañar la piel de la misma manera que cualquier otro tipo de quemadura. Además, el flujo de corriente que causó la quemadura eléctrica también puede provocar otros problemas de salud como un paro cardíaco o el desarrollo de latidos cardíacos irregulares.
Lidiar con las quemaduras eléctricas implica tomar precauciones de seguridad antes de tocar a la víctima de la quemadura de cualquier manera. Uno de los primeros pasos del proceso es asegurarse de que la persona ya no esté en contacto activo con la fuente de electricidad. Esto eliminará la posibilidad de que el aumento de la corriente viaje a una segunda parte y cause más daños externos y posiblemente internos.
Si la persona todavía está en contacto con cableado vivo, intente cortar el flujo de corriente en una caja de conexiones cercana. Si resultara imposible cortar el suministro eléctrico, aleje a la víctima de la quemadura de la fuente. Utilice material que no conduzca la electricidad, como madera o cartón, para alejar a la víctima de la corriente eléctrica.
Una vez que se determina que el individuo no tiene contacto con ninguna fuente eléctrica, comience a examinar a la víctima. Asegúrese de que la víctima esté acostada sobre una superficie plana, con las piernas elevadas. Idealmente, la cabeza debe estar ligeramente más baja que el torso. Esto ayudará a minimizar la incidencia de descargas eléctricas o traumatismos que a menudo acompañan a las quemaduras eléctricas.
Las personas que han sufrido quemaduras eléctricas pueden necesitar ayuda inmediata para respirar. Busque cualquier pequeño signo de movimiento, incluido un movimiento hacia arriba y hacia abajo del pecho que indique que se está respirando. Si la víctima no responde por completo, comience la RCP de inmediato.
Busque evidencia de quemaduras por descargas eléctricas. Dependiendo de la gravedad de las quemaduras, es posible que ya estén supurando líquido. Si es posible, use una gasa esterilizada para cubrir las heridas abiertas. Una alternativa es usar tela limpia que esté bien tejida. Evite el uso de cualquier material donde las fibras puedan adherirse al sitio de la quemadura.
Solicite asistencia médica de emergencia inmediatamente después de hacer todo lo posible para estabilizar a la víctima de la quemadura. Las quemaduras por electricidad pueden causar daños internos que no son evidentes para el ojo inexperto. El transporte rápido a un centro médico permitirá tratar a la víctima de la quemadura de manera más eficaz y también realizar las pruebas necesarias para asegurarse de que ningún órgano interno haya sufrido daños permanentes.
Como ocurre con todos los tipos de quemaduras, las quemaduras eléctricas pueden ser relativamente leves o extremadamente graves. Incluso con los mejores primeros auxilios inmediatos, sigue siendo importante obtener atención médica profesional lo antes posible. Actuar de inmediato puede marcar una gran diferencia en el tiempo que llevará una recuperación completa sin efectos secundarios persistentes.