La oclocracia, también conocida como regla de la mafia, es el término utilizado para describir una forma de gobierno. Opera sobre conceptos similares al mayoritarismo. Bajo esta idea, las masas de personas obtienen el control como un tipo de manipulación de grandes masas.
La psicología de masas es el concepto principal que entra en juego con la oclocracia. Esta es una forma de psicología social que depende de que un grupo grande se una y actúe en conjunto. La historia está salpicada de casos en los que el gobierno de la mafia ha dictado decisiones que han tomado el gobierno o sus agentes gobernantes. Los ejemplos incluyen los ahorcamientos públicos de las presuntas brujas de Salem y los linchamientos de un tipo de personas por parte de un grupo opositor.
El comportamiento del grupo y la presión de los compañeros a menudo influyen en la eficacia de la oclocracia. Los científicos sociales han identificado la clásica y la convergencia como las dos teorías principales para explicar el gobierno de la multitud y la psicología de la multitud. Cada teoría está guiada por el factor común de la mentalidad de grupo, pero difieren en cómo surge esa mentalidad.
Las teorías clásicas de la oclocracia sugieren que las mentes individuales de las personas forman una forma unida de pensar, pero que la multitud forma a la gente en lugar de que la gente forma la multitud. Cada miembro del grupo se alimenta de los demás y se alimentan de las emociones de los demás, aumentando las propias. El resultado es una turba que actúa completamente como una con creciente entusiasmo, y cada individuo pierde contacto con sus pensamientos e intenciones originales.
Las teorías de convergencia de la oclocracia operan bajo la idea de que las multitudes están formadas por individuos, cada uno con sus propios objetivos deseados. Los individuos con objetivos comunes forman grupos. Pueden unirse por una razón común, pero cada uno conserva sus intenciones originales sin ser influenciado por otros. En un grupo grande de mafias, se pueden ver grupos más pequeños realizando acciones diferentes a las de la mafia en su conjunto. Estos subgrupos más pequeños han convergido para lograr sus objetivos previstos.
Las protestas y mítines son ejemplos modernos de oclocracia. En estos casos, grupos de personas se unen para mostrar apoyo o objeciones. Cuando los niveles emocionales de estas multitudes se salen de control, la mentalidad de las multitudes se hace evidente, particularmente cuando ocurren levantamientos y disturbios.
La presión de grupo también se puede clasificar como una forma de oclocracia. De la misma manera que las protestas y los mítines, los grupos de personas del mismo grupo de edad, clase social o religión pueden agruparse para un propósito específico. El gobierno de la mafia de alguna forma se puede ver tanto hoy como hace siglos.