La medicina funcional es un campo que se centra en enfoques individuales y personalizados de la atención médica y pone un gran énfasis en la atención preventiva. Mientras que la medicina occidental tradicional trata los síntomas de enfermedades y afecciones, los profesionales de la medicina funcional creen en el tratamiento de las causas fundamentales de los problemas de salud antes de que comiencen. Estas causas fundamentales pueden incluir factores ambientales, deficiencias en la dieta y el ejercicio, desequilibrios hormonales y más. La medicina funcional se enfoca en tratar el cuerpo como un todo, en lugar de responder a las necesidades médicas en partes específicas del cuerpo, y es de naturaleza similar a la medicina holística.
Equilibrar los procesos biológicos básicos es un valor fundamental de la medicina funcional. Se cree que equilibrar adecuadamente las diversas funciones del cuerpo, como el sistema inmunológico, la digestión y la ingesta de nutrientes, es clave para prevenir afecciones crónicas como las enfermedades cardíacas y la artritis. Los profesionales de la medicina funcional creen que las enfermedades se producen cuando estos delicados equilibrios se alteran. La intervención para restablecer estos equilibrios con el fin de prevenir enfermedades es un objetivo principal de la medicina funcional.
Al tratar a los pacientes, los médicos de este tipo de medicina evalúan todo el cuerpo y toman decisiones de salud basadas en una variedad más amplia de factores que los que podría hacer un médico tradicional. La medicina funcional influye en el historial de salud, la genética y el entorno de vida del paciente para tomar decisiones sobre el tratamiento. Una vez que el paciente ha sido evaluado por completo, los tratamientos pueden incluir cambios en el estilo de vida, terapias con medicamentos tradicionales, suplementos nutricionales o diversas formas de desintoxicación.
La salud mental también es un componente importante de la medicina funcional. Los elementos psicológicos y espirituales tienen una gran importancia en el papel de la salud en general. La buena salud no se juzga simplemente por la ausencia de enfermedad. Más bien, los profesionales de la medicina funcional creen que la verdadera salud se deriva de la positividad y la vitalidad generales.
El concepto de medicina funcional se desarrolló por primera vez en 1990 como una forma de abordar un número cada vez mayor de pacientes que padecen enfermedades crónicas. El primer centro de investigación de la medicina funcional se estableció en 1992. Ahora se pueden encontrar practicantes de este tipo de medicina en todo el mundo.
Muchos profesionales de la medicina funcional tienen un título de doctor en medicina (MD) o son dietistas o enfermeras registradas. No existe un título específico disponible en medicina funcional; más bien, aquellos con otras calificaciones en salud integran facetas de la medicina funcional en sus prácticas. Muchos profesionales de la salud que desean incorporar técnicas de medicina funcional en sus prácticas participan en cursos de aprendizaje antes de hacerlo.