La ira extrema es un tipo de problema de salud mental que involucra episodios de ira y arrebatos emocionales incontrolados. Una característica de este problema de ira es que puede volverse lo suficientemente grave como para interferir con la vida cotidiana y las relaciones personales. Las causas de la ira son comunes en varias actividades diarias normales, pero las personas con un problema extremo de ira tienden a dejar que esta emoción las abrume. Este problema incluso puede conducir a problemas de conducta adicionales que tienen consecuencias legales, incluida la violencia doméstica y otros tipos de agresiones físicas. Lidiar con la ira extrema a menudo implica completar un asesoramiento psicológico centrado en técnicas de manejo de la ira.
Los efectos y consecuencias de la ira extrema suelen ser inmediatos y notorios. Los arrebatos frecuentes de ira y abuso pueden alienar a los miembros de la familia, a las personas importantes y a los amigos. Esto generalmente crea sentimientos duraderos de resentimiento e intimidación. El comportamiento violento relacionado con problemas de ira a menudo conduce a arrestos, tiempo en la cárcel y pérdidas tanto de puestos de trabajo como de reputación profesional. Si bien algunos terapeutas creen que desahogar o expresar la ira es saludable, esta táctica a veces puede ser contraproducente en algunas personas con ira extrema y, por lo general, las lleva a hábitos más profundos de enojarse rápidamente.
Los psicólogos a menudo informan que las causas de la ira extrema pueden variar de una persona a otra. Un error común es que los temperamentos violentos y el comportamiento agresivo son hereditarios, pero ambos son comportamientos aprendidos que los niños suelen imitar de sus padres. Algunas personas con dificultades relacionadas con la ira pueden estar sufriendo desequilibrios químicos en el cerebro, por lo que estos individuos suelen ser examinados por un médico para descartar causas de ira que sean puramente psicológicas. Superar un problema de ira poco saludable con una causa psicológica generalmente no es un proceso rápido ni fácil. Normalmente se requieren esfuerzos concentrados para alterar formas específicas de pensar y de percibir el mundo en general.
Las terapias para la ira extrema a menudo implican reuniones grupales con otras personas que sufren los mismos problemas para controlar y manejar su ira. Las formas de tratar la ira explosiva también pueden incluir varias técnicas de meditación o autohipnosis. Algunas personas con tendencias violentas que acompañan a su ira ven mejoras al tomar medicamentos recetados que normalmente se usan para tratar la depresión o la ansiedad. Los psicólogos y médicos generalmente no ven estos medicamentos como una panacea. Muchos profesionales médicos enfatizan que las combinaciones de medicamentos y terapias de modificación del comportamiento son las más efectivas para tratar los casos de ira extrema en muchas personas.