Las características de la autoestima incluyen diferentes niveles de confianza, actitudes hacia el futuro y la salud general de las relaciones con otras personas. Estos comportamientos y rasgos de personalidad pueden ser bastante diferentes, dependiendo de si la autoestima de una persona es alta o baja. Las teorías aceptadas de la autoestima afirman que se deriva de una necesidad de obtener aceptación que comienza temprano en la vida. Alguien que crece en un entorno disfuncional tiende a desarrollar características negativas de autoestima que a menudo causan varios problemas a lo largo de la vida. Los primeros años, mental y emocionalmente sanos, se traducen así en características de buena autoestima.
Los niveles de confianza en uno mismo se encuentran entre las características de la autoestima más fácilmente reconocibles. Las personas con niveles saludables de autoestima tienen creencias sólidas en sus propias opiniones y pensamientos, y también reconocen que sus puntos de vista tienen valor incluso cuando difieren de los demás. Este tipo de confianza les permite tomar sus propias decisiones de vida sin la necesidad de la aprobación o el respaldo de los demás. Los niveles más altos de autoestima también les dan a las personas la capacidad de agradarse a sí mismas por lo que son en el presente sin desear cambios ni en el pasado ni en el futuro. La falta de responsabilidad personal puede ser un rasgo común entre las personas que no tienen la confianza necesaria para confiar en sus propias habilidades y habilidades para la toma de decisiones.
La falta de aprensión o negatividad es otra de las características destacadas de la autoestima. La baja autoestima a menudo lleva a las personas a sentir que no tienen el control de su futuro inmediato, y con frecuencia cuestionan sus decisiones y expresan críticas sobre sí mismos. También suelen sentir que la vida y las circunstancias de los demás son mucho mejores que las suyas, incluso cuando, en realidad, esto no es necesariamente cierto. Muchos afirman que esperan lo peor de la vida para evitar sufrir decepciones. Aquellos con características más positivas de autoestima tienden a sentirse más optimistas y satisfechos con su vida en general.
La capacidad de forjar relaciones saludables con los demás depende en gran medida de la autoestima. Las personas que pueden amarse fácilmente a sí mismas son aquellas que también pueden amar a los demás sin co-dependencia u otros rasgos de baja autoestima. Una mala imagen de sí mismo a menudo puede provocar conflictos frecuentes con los demás, problemas de comunicación y problemas de intimidad. Las buenas relaciones generalmente pueden resultar de rasgos positivos de autoestima, como aprender de los errores y reconocer las necesidades de ambas partes en una relación.