Los efectos de la exposición al gas radón incluyen cáncer de pulmón, enfisema, endurecimiento del tejido pulmonar, neumonía intersticial crónica e irregularidades cromosómicas que conducen a defectos de nacimiento. El radón se produce cuando los depósitos naturales de radio y uranio comienzan a descomponerse y el gas resultante se filtra al suelo y finalmente al aire. El gas radón no tiene color, olor ni sabor y es altamente radiactivo.
La exposición al radón es una de las principales causas de cáncer de pulmón. Se ha demostrado que es un factor decisivo en el desarrollo de cuatro neoplasias malignas de cáncer de pulmón: carcinoma de células escamosas, carcinoma de células pequeñas, adenocarcinoma y carcinoma de células grandes. Cuando alguien está expuesto al radón durante un período prolongado e inhala el gas tóxico, pequeños elementos radiactivos ingresan a los pulmones y atacan las células sanas. Esto hace que las células se regeneren de manera anormal, lo que resulta en cáncer de pulmón.
En los Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha nombrado al radón como la segunda causa principal de cáncer de pulmón. La EPA también afirma que unas 20,000 muertes por cáncer de pulmón cada año son directamente atribuibles al radón. Investigadores en Francia y el Reino Unido han llegado a hallazgos casi idénticos.
Las dolencias respiratorias también se encuentran entre los efectos dañinos del radón. El enfisema es una de las afecciones más comúnmente informadas, seguida de fibrosis pulmonar o endurecimiento del tejido pulmonar. La neumonía intersticial crónica, que provoca la acumulación de líquido en los pulmones y dificulta la respiración saludable, también se observa con frecuencia después de la exposición al radón. Otras afecciones respiratorias incluyen la silicosis, una tos crónica dolorosa y dificultad para respirar frecuente, y lesiones en el sistema respiratorio.
El contacto con el radón puede dañar los cromosomas y el ADN y provocar defectos de nacimiento. La radiación del gas radón daña el ADN a nivel celular y dificulta el desarrollo de células sanas. Si una mujer expuesta está al comienzo de su embarazo, los efectos del radón pueden provocar un aborto espontáneo. La exposición al gas en los últimos trimestres puede causar daño cerebral irreversible al feto.
Los kits de prueba de detección están ampliamente disponibles para verificar los niveles de radón en un lugar determinado. Los propietarios pueden tener una idea aproximada de los efectos del radón en una casa colocando el dispositivo de prueba en el piso más bajo de la estructura durante varios días. Luego se envía a un laboratorio para realizar pruebas científicas. Estos kits se denominan normalmente pruebas a corto plazo, pero también se pueden obtener equipos de prueba a largo plazo, que toman muestras en el transcurso de un año.