La sepsis por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA) es una infección de la sangre con bacterias estafilococos que son resistentes al tratamiento con meticilina y, a menudo, también a otros antibióticos. Esta afección puede poner en peligro la vida hasta que se controle la infección bacteriana. Debido a que los organismos estafilococos se resisten al tratamiento con muchos antibióticos de primera línea, el paciente puede requerir tratamiento con varios medicamentos antes de que se pueda encontrar un tratamiento eficaz.
La sepsis por MRSA comenzó a surgir en la década de 1970, donde fue principalmente un problema entre los adultos mayores, las personas inmunodeprimidas y los usuarios de drogas intravenosas. En la década de 1990, MRSA comenzó a aparecer en más y más lugares y se convirtió en una infección hospitalaria cada vez más común. Las personas pueden contraer sepsis por MRSA por procedimientos quirúrgicos, heridas cutáneas penetrantes y cualquier otra situación en la que estén expuestas a las bacterias MRSA y las bacterias logren ingresar al torrente sanguíneo.
Una vez que las bacterias están en el torrente sanguíneo, los pacientes pueden desarrollar síntomas como fiebre, escalofríos, confusión, hiperventilación, erupciones cutáneas, temblores y eventual pérdida del conocimiento. El tratamiento de la sepsis en general consiste en antibióticos administrados por vía intravenosa en un entorno de cuidados intensivos. Para la sepsis por MRSA, el paciente generalmente recibe un medicamento como vancomicina o trimetoprima. Además de los antibióticos, el paciente también puede requerir cuidados de apoyo, como ser colocado en un ventilador, monitoreado para detectar daños en los órganos y verificando signos de complicaciones.
Debido a las preocupaciones sobre la propagación de MRSA, los pacientes con sepsis por MRSA pueden ser aislados y tratados en un área segura. Esto está diseñado para evitar que las bacterias ingresen a otras áreas de una instalación hospitalaria, por la seguridad de otros pacientes. Las personas que interactúan con el paciente pueden necesitar tomar precauciones especiales, ya que pueden actuar como vectores para transportar las bacterias a otras partes del hospital y potencialmente podrían transferir MRSA directamente de un paciente a otro.
Si se brinda atención de apoyo en un entorno hospitalario, las posibilidades de recuperación varían y los detalles de un caso individual deben discutirse con un médico para obtener más información sobre las opciones de tratamiento y el posible pronóstico. La salud subyacente del paciente es un factor. Cuanto antes se proporcione el tratamiento, mejor será el resultado para el paciente y cuanto más atento esté el personal de apoyo, más rápidamente se identificarán y abordarán las complicaciones potencialmente peligrosas. Incluso con una atención de muy alta calidad, algunos pacientes con sepsis por MRSA no se recuperarán porque sus cuerpos no podrán combatir las bacterias y las complicaciones de la enfermedad pueden volverse abrumadoras.