Las amígdalas son masas de tejido linfoide que recubren la boca y la abertura de la garganta. Están diseñados para atrapar bacterias, virus y otras sustancias nocivas antes de que ingresen al sistema respiratorio y al resto del cuerpo. Debido a que actúan para reducir y combatir las infecciones, las amígdalas se consideran parte del sistema inmunológico.
Muchas personas están familiarizadas con las amígdalas palatinas, que cuelgan en la parte posterior de la garganta detrás de la lengua. Además, las personas también tienen amígdalas faríngeas, que también se conocen como adenoides; estos recubren el techo de la boca. Las amígdalas también se pueden encontrar en la parte posterior de la lengua, en forma de amígdalas linguales, y en la trompa de Eustaquio, que une la faringe con la oreja. En conjunto, se les conoce como anillo amigdalino de Waldeyer.
Los niños tienden a tener las amígdalas más grandes porque estos tejidos se atrofian con la edad. Como resultado, cuando los de los niños se infectan, es mucho más notorio. Las infecciones de amígdalas hacen que el tejido se hinche, a menudo causando dolor o molestias, y una vez que se han infectado una vez, las amígdalas pueden volver a infectarse fácilmente. Por esta razón, a los niños con infecciones graves de las amígdalas, conocidas como amigdalitis, o infecciones repetidas se les pueden extirpar.
En un momento, la extirpación de amígdalas se practicaba más ampliamente, porque su función no se entendía perfectamente. Ahora que los médicos comprenden el papel de las amígdalas en el sistema inmunológico, tienden a dudar más en recomendar la extracción, ya que puede comprometer el sistema inmunológico y provocar infecciones más graves en el futuro. Si sobreviven durante la infancia, las posibles infecciones serán menos notorias y la preservación del tejido ayudará a combatir las enfermedades en general.
Las amígdalas pueden extraerse por motivos distintos a la infección. A veces, el tejido se vuelve tan grande e inflamado que inhibe la respiración, provocando apnea del sueño o ronquidos. En estos casos, se recomienda la extirpación de las amígdalas palatinas por motivos de salud y comodidad. También pueden eliminarse en los casos en que las personas tengan problemas para masticar. Muchos cirujanos ofrecen amigdalectomía intracapsular, que solo implica la extracción de parte del tejido, dejando algo de material para ayudar a proteger al paciente de futuras infecciones.