¿Qué es el asma crónica?

El asma crónica es una afección que implica inflamación e irritación persistentes de las vías respiratorias. Cuando están presentes factores desencadenantes externos, como aire frío o alérgenos, las personas que padecen asma experimentan ataques agudos de sibilancias, tos y dificultad para respirar. Los ataques de asma pueden durar desde unos pocos minutos hasta más de 24 horas, y las dificultades respiratorias leves pueden persistir entre los episodios. El asma crónica suele ser un trastorno hereditario que tiende a desaparecer al final de la niñez o la adolescencia, aunque muchas personas presentan síntomas de por vida. Los médicos pueden recetar medicamentos para expandir las vías respiratorias durante un ataque agudo para ayudar a prevenir episodios futuros.

Los pulmones y las vías respiratorias afectados por el asma crónica siempre están irritados hasta cierto punto. Algunas personas con la afección no pueden respirar profundamente debido a la capacidad pulmonar limitada y la acumulación de mucosidad. Durante un ataque, la inflamación empeora y las vías respiratorias se contraen gravemente. La respuesta natural del cuerpo a la inflamación es una mayor producción de mucosa, que obstruye aún más las vías respiratorias. Las víctimas experimentan dolor y opresión en el pecho, sibilancias, tos y dificultad para respirar. El dolor y los problemas respiratorios pueden provocar un pulso rápido y una pérdida del conocimiento en los casos más graves.

Es probable que las personas que tienen antecedentes familiares de asma crónica y alergias hereden la afección. Las infecciones respiratorias graves en la infancia, los años de exposición a la contaminación del aire y la obesidad también son factores de riesgo importantes para desarrollar asma. Para la mayoría de las personas con la afección, los alérgenos en el aire u otros factores ambientales causan ataques agudos. Los alérgenos como la caspa de las mascotas, el moho, el humo y el polen ingresan a las vías respiratorias y desencadenan inflamación, restricción de la garganta y producción de mucosidad. El asma empeora en algunas personas cuando hacen ejercicio o se aventuran al aire libre durante el clima frío.

Un médico puede determinar la gravedad del asma crónica de un paciente realizando una serie de pruebas de diagnóstico. El médico escucha el tórax del paciente con un estetoscopio y le indica que sople en un dispositivo llamado medidor de flujo máximo para medir la capacidad pulmonar. Las radiografías de tórax a menudo se realizan para que el médico pueda evaluar mejor la gravedad de la inflamación y la restricción de las vías respiratorias.

Hay muchas opciones de tratamiento a corto y largo plazo disponibles para las personas que sufren frecuentes ataques de asma. Los pacientes a menudo reciben inhaladores recetados o de venta libre llamados broncodilatadores. Los inhaladores contienen cantidades concentradas de corticosteroides que pueden aflojar los músculos de la garganta y reducir la inflamación durante un ataque agudo. A los pacientes que son propensos a ataques frecuentes se les pueden recetar medicamentos antiinflamatorios orales o inhaladores especializados para su uso diario. Además, los médicos pueden brindar información sobre cómo evitar ciertos desencadenantes ambientales y limitar el ejercicio extenuante para ayudar a prevenir los síntomas crónicos del asma.