El benceno es un compuesto químico orgánico conocido a veces como benceno. Tiene un olor particularmente dulce y es un líquido incoloro e inflamable. El benceno es un importante disolvente industrial y se utiliza en el proceso de producción de plástico, aceite, caucho sintético y muchos tintes.
El científico Michael Faraday descubrió el benceno en 1825. Lo separó del gas de petróleo y lo llamó bicarbureto de hidrógeno. Se produce de forma natural en los incendios forestales y los volcanes, y es un carcinógeno y un componente importante del humo de los cigarrillos. Hasta la Segunda Guerra Mundial, el químico se fabricaba como subproducto de la producción de carbón, principalmente en la industria del acero.
En la década de 1950, hubo una creciente demanda de benceno, especialmente de la industria del plástico. A raíz de esta necesidad, los fabricantes comenzaron a producirlo a partir del petróleo. La mayor parte del suministro actual proviene de la industria petroquímica, y solo una pequeña cantidad se obtiene del carbón.
El benceno es una sustancia química con muchos usos. Debido a su dulce olor, se utilizó como aftershave en el siglo XIX. Antes de la década de 19, se usaba regularmente como solvente industrial. Esto fue antes de que la gente se diera cuenta de los peligros de su toxicidad. Alguna vez se usó ampliamente como aditivo para la gasolina, pero esta práctica también se abandonó debido a problemas de salud.
Comúnmente, el benceno se usa como aditivo para otros químicos. Se utiliza para fabricar estireno, que se utiliza para fabricar plásticos y polímeros, y en el proceso de fabricación del nailon. Se utilizan pequeñas cantidades en los procesos de fabricación de medicamentos, detergentes, pesticidas y explosivos.
La exposición al benceno puede tener efectos muy graves para la salud. Los altos niveles de exposición pueden causar trastornos respiratorios, mareos, somnolencia, dolores de cabeza y náuseas. Si uno ingiera alimentos o beba líquido que contenga benceno, puede producirse una frecuencia cardíaca rápida, vómitos e irritación del estómago. Los niveles muy altos de exposición pueden, en última instancia, provocar la muerte.
Hay pruebas que se pueden realizar para mostrar si una persona ha estado expuesta a la sustancia química. El benceno se puede medir mediante un análisis de sangre o de aliento. Ambas pruebas deben realizarse poco después de la exposición, ya que la sustancia química desaparece muy rápidamente del cuerpo. En los Estados Unidos, la cantidad máxima permitida en agua es de 0.005 miligramos por litro.