Un antimuscarínico es un compuesto que compite por lugares en los receptores muscarínicos de acetilcolina, bloqueando las acciones de los neurotransmisores que normalmente usarían estos receptores. Algunos bloquean todos los receptores, mientras que otros pueden ser más selectivos. Estos compuestos se pueden encontrar en la naturaleza, y algunos utilizados por la profesión médica se derivan de fuentes naturales, mientras que otros son de origen sintético. Los antimuscarínicos sintéticos tienden a ser más selectivos, ya que pueden adaptarse para usos específicos. Los médicos usan estos compuestos en el tratamiento de una amplia variedad de afecciones.
Dos ejemplos comunes son la escopolamina y la atropina. Dependiendo de la dosis y el antimuscarínico involucrado, los pacientes pueden experimentar una variedad de efectos. Estos compuestos tienden a deprimir el sistema nervioso central y pueden disminuir la frecuencia cardíaca y respiratoria, causar fatiga y reducir la motilidad gastrointestinal. Uno de los usos de estos compuestos es en exámenes oculares, ya que dilatan la pupila. También se utilizan como preparación para la anestesia general, el tratamiento de algunos trastornos que involucran la vejiga y el manejo de la enfermedad de Parkinson, ya que pueden aliviar los temblores.
Estos medicamentos no son seguros para su uso en todos los pacientes. Los pacientes con antecedentes de úlceras gástricas, problemas cardíacos y glaucoma pueden estar en riesgo debido a algunos compuestos antimuscarínicos. Si un médico cree que son necesarios, tendrá que sopesar los riesgos y los beneficios y prescribir con cuidado. Puede ser posible utilizar un sintético selectivo para lograr un objetivo deseado, o una dosis baja para tratar a un paciente sin ponerlo en peligro.
Una sobredosis de medicamentos antimuscarínicos puede causar una enfermedad grave. La depresión del sistema nervioso central puede progresar hasta el punto de coma, ya que es posible que el paciente no pueda respirar de forma independiente y la frecuencia cardíaca se vuelva muy irregular. Los pacientes que toman medicamentos con acción antimuscarínica deben seguir las instrucciones cuidadosamente, tomando solo la dosis prescrita a intervalos establecidos. Los pacientes que omiten dosis no deben duplicar sus siguientes dosis, y en caso de vómitos después de tomar el medicamento, el paciente debe llamar al médico para saber qué hacer.
Los hospitales tienen almacenes de medicamentos antimuscarínicos disponibles para tratar a pacientes en una variedad de situaciones. Los médicos y enfermeras calculan las dosis con cuidado y pueden tener un protocolo que deben seguir al administrar medicamentos para asegurarse de que los pacientes reciban la dosis correcta y minimizar las posibilidades de duplicar las dosis o administrar medicamentos a un paciente que podría estar en peligro.