La corteza de Catuaba es la corteza de un árbol pequeño que es autóctono de Brasil. Si bien el fruto del árbol no es comestible, la corteza es un remedio herbal tradicional utilizado en América del Sur y cada vez más en otras partes del mundo. La corteza de catuaba tiene un sabor algo amargo, aunque no particularmente desagradable, y se puede preparar como té de hierbas o tintura o molido y luego envasado en cápsulas. La corteza de catuaba es mejor conocida por su supuesta eficacia como afrodisíaco y también se dice que es un buen tónico general, tiene propiedades antibióticas y antivirales y, a veces, se usa como tratamiento para la ansiedad.
Si bien la corteza de catuaba, también conocida como pau de reposta o tatuaba, se usa para una variedad de propósitos y se está investigando como un posible preventivo del VIH, es mejor conocida como una hierba de mejora sexual. Se dice que la eficacia de catuaba para la mejora sexual fue descubierta por la tribu Tupi, que comenzó a ofrecerla en el comercio. Como resultado, el uso de la corteza de catuaba como afrodisíaco y potenciador del placer sexual se extendió por todo Brasil.
La demanda de hierbas de mejora tanto masculinas como femeninas en muchos países fuera de Brasil ha dado lugar a un mayor uso de catuaba como suplemento dietético. De hecho, muchas tiendas de salud ahora venden suplementos a base de hierbas que contienen corteza de catuaba como ingrediente. En Brasil, la catuaba a menudo se mezcla con otra hierba afrodisíaca, muira-puama, para crear una tintura. Algunos usuarios incluyen corteza de catuaba en cordiales y cervezas caseras.
El uso tradicional de la corteza de caduaba a menudo incluía el tratamiento de la impotencia, pero también puede mejorar la sensación táctil, haciendo así la actividad sexual más placentera para sus usuarios. Si bien muchas mujeres usan catuaba, los hombres parecen reportar los efectos más fuertes. Otros usos de la corteza de catauba incluyen el tratamiento de una variedad de trastornos nerviosos, incluida la ansiedad y, quizás paradójicamente, el letargo. Se considera un estimulante suave del sistema nervioso central. No ha sido objeto de muchos estudios científicos y se han informado pocos efectos secundarios, si es que los hay.