¿Qué es la dihidrocodeína?

La dihidrocodeína es un narcótico de concentración moderada que se utiliza como analgésico. Disponible en varias formas diferentes, este medicamento trata el dolor asociado con una serie de afecciones y procedimientos quirúrgicos. Actúa sobre los receptores opioides para bloquear las señales de dolor. Como opiáceo, este medicamento conlleva el riesgo de adicción y, después de un tratamiento prolongado, los síntomas de abstinencia son muy probables. También puede resultar en un número significativo de efectos secundarios y contraindicaciones.

Usado comúnmente para tratar el dolor posquirúrgico, así como el malestar causado por afecciones como artritis, ciática y roturas severas de huesos, el medicamento también aborda el dolor asociado con problemas nerviosos y tumores. Este medicamento no es eficaz en el tratamiento del dolor dental y algunos estudios han demostrado que en realidad puede empeorar el dolor dental. La dihidrocodeína a menudo se prescribe en forma de tableta de liberación inmediata, pero también está disponible como cápsula de liberación lenta y como infusión intravenosa. También está disponible en comprimidos combinados con paracetamol. En forma de liberación lenta, es importante no triturar ni romper la píldora, ya que esto hará que la dosis completa se libere al sistema de una vez, lo que resultará en una sobredosis potencialmente mortal.

La dihidrocodeína es un miembro de la clase de drogas narcóticas u opiáceas. Esto significa que el medicamento viaja a través del torrente sanguíneo hasta que llega al cerebro y la médula espinal. En este punto, la dihidrocodeína se une a los receptores opoides. Esta acción bloquea las señales a los receptores de los nervios que indican dolor. El fármaco actúa de forma extremadamente rápida, especialmente si se administra por vía intravenosa, y el dolor severo a moderado se reduce significativamente.

Dado que pertenece a la familia de los opiáceos, esta droga conlleva un riesgo significativo de adicción, especialmente con el uso prolongado. El uso regular también puede hacer que el paciente desarrolle una tolerancia a la dosis prescrita, lo que significa que el medicamento se vuelve menos efectivo a menos que se administre una dosis mucho mayor. Esto aumenta el riesgo de adicción y la aparición de efectos secundarios no deseados. Por lo tanto, no se recomienda tomar dihidrocodeína durante más tiempo del absolutamente necesario. Al terminar un curso de este medicamento, es muy probable que se presenten síntomas de abstinencia de opiáceos, especialmente si el medicamento se suspende de una vez.

La dihidrocodeína puede causar alucinaciones auditivas y visuales, pensamientos irracionales, cambios de humor y disfunción sexual. También puede causar taquicardia o bradicardia, caída repentina de la presión arterial, retención de agua o disminución de la función pulmonar. No debe administrarse a pacientes con antecedentes de abuso de sustancias porque aumenta la probabilidad de adicción a este medicamento.

El medicamento no se recomienda para quienes padecen o tienen antecedentes de problemas respiratorios, ya que uno de los efectos secundarios más graves de este medicamento es la disminución de la función pulmonar, que puede resultar fatal. Los pacientes con antecedentes de presión intracraneal, disfunción renal y hepática o trastornos convulsivos tampoco deben ser tratados con dihidrocodeína porque el fármaco puede empeorar los síntomas actuales y causar más complicaciones.