El mantenimiento proactivo es una práctica en la industria manufacturera que se enfoca principalmente en determinar las causas fundamentales de las fallas de la máquina y tratar esos problemas antes de que ocurran. Este concepto se ha extendido a otras profesiones e industrias, donde podría aplicarse a hardware informático y dispositivos similares. Las prácticas proactivas a menudo se consideran un ahorro de dinero, ya que permiten a una empresa evitar fallas en las máquinas y resuelven problemas antes de que se conviertan en problemas. A diferencia de esta práctica, el mantenimiento reactivo y preventivo a menudo se basa en la solución de problemas que ya han ocurrido o en el uso de reparaciones y servicios de rutina para tratar de evitar algunos problemas.
El propósito del mantenimiento proactivo es ver las fallas de la máquina y problemas similares como algo que se puede anticipar y resolver antes de que ocurran. Por ejemplo, a través de la investigación se puede determinar que una determinada máquina tiene más probabilidades de fallar debido a los contaminantes en el fluido lubricante. Una vez que se entiende esto, se pueden utilizar diferentes métodos proactivos para garantizar que el fluido esté limpio desde el principio y permanezca limpio durante toda la operación. Si se detectan contaminantes dentro del lubricante, entonces se puede enjuagar y reemplazar con líquido limpio que ayuda a prevenir la avería de la máquina.
Si bien este tipo de mantenimiento proactivo puede parecerse a medidas preventivas, existen algunas diferencias claras entre los dos métodos. El mantenimiento preventivo generalmente se basa en las condiciones establecidas para posibles averías o fallas de la máquina, y el uso de un mantenimiento programado regularmente para evitar esto. En el ejemplo anterior, se podrían tomar medidas preventivas como el reemplazo del fluido lubricante una vez al año, independientemente de las demandas reales de la máquina. Es más probable que los procedimientos de mantenimiento proactivo tomen lecturas y evaluaciones regulares del lubricante para determinar si es necesario reemplazarlo antes y para buscar posibles signos de desarrollo de problemas.
Este tipo de mantenimiento proactivo está en marcado contraste con el mantenimiento reactivo, que es la práctica de reparar dispositivos y hardware solo después de que ha ocurrido un problema. Una vez que una máquina comienza a perder aceite o muestra desgaste interno debido a cambios en la alineación u otros problemas, se pueden tomar medidas reactivas para solucionar estos problemas. Sin embargo, esto suele ser bastante costoso para una empresa, ya que el daño ya se ha hecho y reparar un problema puede requerir mucho más trabajo que prevenirlo en primer lugar. El uso adecuado de procedimientos proactivos también ayuda a prevenir la pérdida de productividad debido a máquinas averiadas o inoperativas, lo que también puede ahorrarle una gran cantidad de dinero a la empresa.