La teología y la ciencia se refieren a cuerpos de conocimiento sobre un tema específico, y ambas disciplinas emplean la razón para expandir ese cuerpo de conocimiento. La teología es la exploración sistemática de Dios y la religión, y la ciencia se conoce comúnmente como el estudio del mundo natural. Aunque ambas disciplinas se apoyan en el discurso racional, la teología y la ciencia entran en conflicto cuando llegan a conclusiones diferentes sobre las explicaciones de los fenómenos naturales.
La palabra «teología» se deriva de las raíces theos y logia, que en griego significan «Dios» y «discurso», respectivamente. Por tanto, el estudio de la teología tiene que ver con la naturaleza de Dios y la interpretación de las escrituras. Es el estudio intelectual de asuntos espirituales. Hay muchos tipos de teología, pero la rama más estrechamente relacionada con la ciencia se conoce como «teología natural». La teología natural intenta llegar a una mayor comprensión de Dios a través del estudio del mundo natural.
«Ciencia», por otro lado, es una palabra que se deriva del latín scientia, que significa «conocimiento». Se refiere tanto al conjunto de conocimientos extraídos de la investigación científica como al proceso mediante el cual se recopila y analiza la información. Este proceso, conocido como método científico, se centra en formular predicciones y luego probarlas para determinar su precisión. La ciencia incluye muchas disciplinas, incluidas la física, la química, la biología y las ciencias sociales. Cada una de estas disciplinas tiene un sistema de revisión por pares para garantizar que las afirmaciones científicas sean probables y repetibles.
La teología y la ciencia son similares en el sentido de que ambas emplean una exploración racional y sistemática para adquirir nuevos conocimientos o comprensión de sus materias. Ambos apuntan a usar la lógica para llegar a un consenso dentro de sus respectivas comunidades. Muchos científicos han descubierto que la teología y la ciencia son totalmente compatibles; por ejemplo, el padre de la física moderna, Sir Isaac Newton, también fue teólogo. Otros científicos, el biólogo Richard Dawkins es un claro ejemplo, argumentan que la teología es una colección de supersticiones que no hace nada para promover la comprensión humana del universo.
Los dos sistemas de pensamiento entran en conflicto cuando las afirmaciones de la ciencia refutan las ideas que la teología ha establecido como verdades, particularmente aquellas basadas en la interpretación de las escrituras. Un ejemplo famoso de este tipo de conflicto fue el rastro de Galileo por parte de la Iglesia Católica. Galileo afirmó que la Tierra se movía alrededor del sol. Esto contradecía la doctrina de la Iglesia Católica de la época, que afirmaba que la Tierra era el centro inmóvil del universo y que el sol y otros cuerpos celestes se movían a su alrededor. Galileo se vio obligado a retractarse de su afirmación, aunque más tarde se demostró que era científicamente sólida.