El tendón tibial posterior es un haz de tejido flexible en forma de cable ubicado en la parte posterior o posterior de la pierna responsable de conectar los músculos de la pantorrilla con los huesos en la mitad del pie envolviéndolo a través del tobillo. Este tendón ayuda a proporcionar apoyo al arco del pie y estabiliza el pie mientras empuja desde los dedos del pie para balancear la pierna hacia adelante al caminar. La disfunción del tendón tibial posterior, también conocida como PTTD, es cuando hay inflamación que resulta en hinchazón, sensibilidad y dolor en este importante tendón. También es posible experimentar dificultades para caminar o mover los pies cuando esta zona está inflamada.
Las lesiones, los síndromes por uso excesivo o ciertos trastornos médicos como la enfermedad degenerativa de las articulaciones, también conocida como artritis, pueden causar inflamación, la respuesta protectora del cuerpo, que puede irritar el tendón en el área de la pantorrilla y provocar una disfunción del tendón tibial posterior. Además de la sensibilidad del tendón y el dolor con el movimiento, esta condición puede causar un aplanamiento del arco del pie y un giro del tobillo hacia adentro. Si no se trata, los problemas asociados con la disfunción del tendón tibial posterior generalmente empeorarán progresivamente. Con el tiempo, la articulación o conexión entre los huesos y el músculo comenzará a deteriorarse y provocará un cambio permanente en la estructura del pie.
El protocolo de tratamiento más importante de la disfunción del tendón tibial posterior es la prevención. Dado que las actividades comunes, como caminar, correr o escalar escalones, especialmente cuando este tendón no se estira y acondiciona adecuadamente, pueden causar o prolongar los síntomas, es importante cumplir con un programa regular de estiramiento y ejercicio para mantener la longitud óptima del tendón tibial posterior y fuerza. Si se produce una disfunción del tendón tibial posterior, se recomienda detener temporalmente los movimientos o actividades agravantes para permitir que el tendón sane.
Una vez que el dolor y la hinchazón iniciales de la disfunción del tendón tibial posterior se hayan disipado, un regreso lento a las actividades, comenzando por mejorar la flexibilidad del tendón a través de ejercicios de rango de movimiento y estiramiento, debería ayudar a evitar lesiones futuras. El fortalecimiento de las áreas circundantes, incluida la musculatura de la pantorrilla y la espinilla, brindará apoyo al tendón tibial posterior y también ayudará a prevenir la irritación del área. Se debe agregar un fortalecimiento del movimiento específico relacionado con la actividad para asegurar que este tendón tenga la capacidad de manejar movimientos intensos que pueden ser necesarios para desempeñarse a un nivel atlético óptimo. Para asegurar una curación y rehabilitación adecuadas, puede ser necesario un protocolo de tratamiento dirigido por un fisioterapeuta durante algunas semanas después de una lesión en el tendón tibial posterior.